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Muere un río, arde un monte, llega un púgil.

Hasta de un pino en llamas se compone un eslogan de agravios: "Los socialistas quemaban tres en uno". Sobre los rescoldos de más de 400 hectáreas arrasadas por el fuego, en el municipio de Cabanes, el consejero José Joaquín Ripoll echó cuentas y pasó la bandeja del voto: es que, miren ustedes si será que nosotros ni nos chamuscamos. Mientras, por allá, por el sur de todo y del lodo, el río agoniza con alfileres de veneno. Y Antonio Lis, vocero electoral del PP, ha presentado a Antoni Asunción, como el peso welter, que pretende "tocarle la carita a Zaplana" de un formidable uppercut. Antonio Lis ha desplegado ya su retórica de guerra santa; pero, por ahora, sólo se hacen guantes en las listas. El knockout, si llega, llegará en junio. O será a los puntos, pero en junio.Alarma social, cadmio de España El Segura puede arrastrar al presidente de la Diputación de Alicante hasta el Tribunal Europeo, lo mismo que arrastra otros desperdicios. Ayer el cadmio era un metal; hoy, es una pesadilla. La alquimia electoralista ha conseguido la transmutación. El informe del catedrático Manuel Nieves, de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, elaborado a instancias del ex diputado del CDS Rafael Martínez Campillo, contempla unos niveles de cadmio, en el río, superiores a los tolerables, que no le han gustado nada a la presidencia provincial. Y la presidencia provincial ha descalificado y amenazado con emprender acciones judiciales urbi et orbe. Pero la respuesta ha sido fulminante: la Plataforma Pro Río Segura ha reiterado la irresponsabilidad de Julio de España, mientras el colectivo Cauce Arriba lo declaraba "persona non grata". El informe está en manos del Síndic de Greuges, Luis Fernando Saura, quien aún con el personal diezmado, tendrá que pechar con el asunto. Pro Río también lo ha puesto en conocimiento del consejero de Medio Ambiente, y alertará a la Comisión Europea, para que estime si se han incumplido las directivas comunitarias sobre el vertido de residuos tóxicos. A Julio de España hay que recordarle su compromiso profesional con la salud, en tanto médico, porque en cuanto político, entiéndalo, sería más que una exigencia, un sarcasmo. La larga marcha de Asunción Dispone de 62 días, para hacer senderismo a paso lobero, por todo un país aletargado, no sólo por el PP, que consumó el desatino, sino también por su propia organización, que lo inició, con el esplendor en las marisquerías y en otros sustanciosos caladeros. Antoni Asunción ha llenado su macuto de argumentos y golosinas. No le dará al pedal del tándem, con Carmen Alborch, pero, cada jornada, le allanará el itinerario Vicent Garcés, con una avanzadilla de expertos en el terreno; y en la retaguardia, el aplomo de Clementina Ródenas y el pulso de Juana Serna. Antoni Asunción es un político con experiencias, tablas y recursos, que, sin duda, habrá levantado el mapa de los puntos débiles de un adversario que controla las mejores posiciones. No lo tiene nada fácil, pero su optimismo histórico y su dialéctica suelen mover montañas. Claro que a los populares eso no les intimida en absoluto: les intimida que mueva votos. A Zaplana ya le ha advertido que no le den los nervios, que le tocará la carita -metafóricamente, señor Lis- y que fumigará "su política clientelista y nepótica". Si la crisis del PSPV, cerrada con papel celo, aguanta, mejor. De momento, el candidato socialista cuenta con el 65% del comité nacional. Un militante convicto de euforia comentó: "Sé que no es el porcentaje que esperaba Ciprià Ciscar, ¿y qué? El 75% lo sacaremos en las urnas". ¿Habrá aflorado ya la opinión real de los ciudadanos, ese vuelco electoral imprevisto, que invoca Antoni Asunción? Por si acaso, mucha prudencia.

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