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Reportaje:

Las solicitudes de adopción internacional aumentaron en más de un 25% en el País Vasco en 1998

Un total de 340 solicitudes de adopción internacional se gestionaron en Euskadi en 1998, 75 más que el año anterior. Esta es la opción más demandada. En la adopción nacional los solicitantes se enfrentan a la escasez de menores y a la larguísima espera, que supera los siete años. En el caso de la internacional, la espera oscila entre uno y dos años, según el país elegido. Por territorios, Vizcaya y Guipúzcoa son las que más adopciones solicitan, con mucha diferencia con respecto a Álava. Los menores proceden preferentemente de Rumanía, Rusia, China y Colombia.

En Vizcaya se solicitaron 172 adopciones internacionales durante el año 1998, 67 más que en el año anterior. El país que cuenta con más peticiones es Rumanía (58), seguido de Rusia (28) y Colombia (26). En 1997 fueron Rusia (34) y Colombia (29) los que más solicitudes de menores recibieron por parte de los vizcaínos. Guipúzcoa es el segundo territorio en cuanto a peticiones de adopción internacional. En 1997 se gestionaron 98 solicitudes, cifra que ascendió a 131 en 1998. Este año, como en el caso de Vizcaya, el mayor número de peticiones se dirigieron a Rumanía (48), seguido de China (16) e India (12). Las mismas preferencias por países habían mostrado los guipuzcoanos en 1997. En Álava hubo 23 peticiones internacionales en 1998, la mayor parte para China (14). En 1997, las solicitudes en este territorio fueron sólo cinco, también con mayoría para China (3). "En lo que va de 1999 ya se han realizado cuatro adopciones, las cuatro de menores chinos. Es el país que funciona con más fluidez en esta materia. Sólo es necesario que pase un año desde que reciben los papeles hasta que se concreta la adopción. En otros países este tiempo de espera se alarga hasta los dos años", explican desde la Diputación alavesa, donde ya han realizado 10 certificados de idoneidad en los dos primeros meses de 1999. Camino burocrático Todos los datos han sido proporcionados por las diferentes diputaciones, que es el organismo de quien dependen las adopciones, tanto nacionales como internacionales. En el primer caso, la diputación correspondiente recorre todo el camino burocrático desde la presentación de la solicitud hasta la materialización de la misma pasando por la elaboración de expedientes y entrevistas a los padres solicitantes, que son como mínimo seis. "No hay requisitos concretos para las familias. Cada caso se estudia de manera individualizada", comentan desde la Diputación de Álava. En la adopción internacional, la diputación elabora un certificado de idoneidad de los padres adoptantes que se deberá entregar en el país correspondiente. Esto pueden hacerlo los padres por medio de la entidad pública o a través de una de las cinco agencias (ECAI) acreditadas en el País Vasco desde 1997 para tramitar los certificados de adopción en el extranjero. Muchos países no aceptan las gestiones si no es por mediación de una de estas agencias. Las cinco agencias vascas están acreditadas para realizar la tramitación en algunos países de Suramérica, Rusia, Rumania y la India. La diputada de Acción Social de Vizcaya, Inmaculada Loroño, comenta que las ECAI encarecen el proceso de adopción internacional "pero son una garantía para el menor". Estas entidades sin ánimo de lucro cobran gastos, como son los de tramitación, de formación de los adoptantes y del seguimiento del adoptado. "En el país del menor piden unos gastos de mantenimiento, como donación", explica Loroño. Según la diputada vizcaína, los padres solicitantes de adopción manifiestan entre sus preferencias que el niño sea recién nacido o que tenga menos de tres años y que esté sano, mientras que en cuanto al sexo les es indiferente. "Los solicitantes prefieren mayoritariamente que los menores sean de un país próximo al nuestro porque están más cercanos culturalmente", comenta Loroño en referencia a la gran demanda de menores procedentes de la Europa del Este. Hace unos años se cortó el flujo de menores procedentes de Rumanía o Rusia. "Esto es algo normal en zonas en situación de conflicto o donde ha habido una catástrofe natural", explica Loroño. "Se hace porque la familia del menor podría estar desperdigada y que apareciera después. es preferible dar tiempo a que las familias se recompongan". Otro de los países predilectos a la hora de adoptar un niño es Colombia. Esto ha hecho que el tiempo de espera en ese país haya subido hasta una media de tres años. Además, se han establecido unos baremos para las familias. Se asigna un menor de cero a tres años si los solicitantes tienen menos de 35 años, y de tres a seis años si están entre 35 y 40 años. Baja de maternidad Para Inmaculada Loroño la equiparación del tiempo de baja de maternidad para una adopción con el caso de un hijo biológico es "un avance importante". Sin embargo, esto tampoco ha desanimado hasta ahora a las familias que se han decidido a dar el paso. Adoptar un niño de otro país no es una cuestión de solidaridad, aunque también esto sea un componente de motivación. "Adoptar supone asumir que queremos que un menor forme parte de nuestra familia, que va a ser nuestro hijo igual que si fuera de nuestra sangre", afirma Loroño.

Apoyo e información

Kike e Isabel son una de las parejas de vizcaínos que, tras pasar por la adopción nacional y debido a la espera, canalizaron sus ilusiones hacia un país extranjero. Sus dos hijas, hermanas biológicas, llegaron de un orfanato de Nicaragua con 3 años y nueve meses, respectivamente. Kike Eguskiza pertenece, además, a Ume Alaia, una asociación de Munguía en defensa de la adopción, en la que no sólo hay presentes y futuros padres adoptivos de menores nacionales -"la mayoría", asegura Kike- sino también adultos que fueron adoptados. "No traemos niños ni hacemos papeleos", quiere dejar muy claro Kike. Principalmente, Ume Alaia (teléfono: 94 615 65 25) es una asociación de apoyo e información. "No te puedes ni imaginar la tranquilidad que da hablar con alguien que te indica lo que puedes hacer si tu papeleo está atascado o si tienes cualquier otro problema", comenta. Aunque no es lo normal, no siempre una adopción sale bien. Hay padres que tienen que rechazar el hijo adoptado. "Se dan casos en los que las criaturas han sido niños de la calle que han vivido la violencia y han probado las drogas y que son adoptados con más de cinco años. Conozco un caso en el que la niña fue rechazada por los padres en el país de origen con harto dolor, tras visitar a un psicólogo que detectó que la criatura estaba en el límite de la normalidad", dice Kike. Periodo de adaptación Según han podido deducir de los miembros que integran Ume Alaia, en el 95% las parejas acuden a la adopción porque no pueden tener hijos. "El resto se reparte entre padres con hijos biológicos y padres sin hijos pero que pueden tenerlos", explica Kike. Este vizcaíno considera que "tan importante es la preadopción como la posadopción". En ambos casos hay que pasar por un periodo de adaptación. "Hay un momento en que sientes, que ves que el niño te considera su padre. Es un gesto, algo inexplicable", comenta. En cuanto a las ECAI, la asociación confirma su eficacia, a pesar de que encarecen los trámites. Por término medio, Kike Eguskiza apunta que adoptar un menor de Colombia puede costar unas 600.000 pesetas y uno de Rumanía 1.500.000. A esta cantidad hay que sumar los viajes y la estancia en el país. Desde Ume Alaia los padres adoptivos de un menor nacional hacen una queja a la Diputación. "Cuando te entregan un niño pasa primero por un periodo preadoptivo, en el que los padres no tienen derechos pero sí deberes. Este periodo no puede extenderse más de un año. Sin embargo, en la asociación tenemos gente con hijos en esta fase desde hace cinco años", asegura Kike.

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