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La Delegación del Gobierno se incautó de 1.542 armas blancas en 1998, un 178% más que el año anterior

La Delegación del Gobierno en Madrid se incautó en 1998 de 1.542 armas blancas, un 178% más que en 1997. Esta aumento de la presión policial, materializado en las operaciones Luna y Búho, ha puesto a prueba la inventiva de los madrileños noctámbulos. "La llevo para hacerme un bocadillo", "sólo se la estoy guardando a un amigo" o "la utiliza mi padre, que es electricista, y se la dejó olvidada en el coche" son las excusas recurrentes de más de la mitad de los jóvenes sorprendidos en los controles policiales nocturnos realizados el año 1998. Otros alegaron que desconocían la prohibición de llevar navajas en lugares públicos. A ninguno, sin embargo, le sirvió el pretexto para librarse de las sanciones, de 100.000 a 250.000 pesetas, que contempla la reciente normativa. La Jefatura Superior de Policía y la Guardia Civil incrementaron el control sobre la posesión de armas blancas en el último trimestre de 1998, a la vista de que se disparaban las movidas nocturnas con navajas de por medio. Mediante la Operación Luna, los agentes requisaron 224 armas blancas durante las noches de los fines de semana en garitos de copas de la zona centro y aledaños. Además detuvieron a 476 personas por delitos contra la propiedad o el tráfico de drogas, entre otros. En total, la policía requisó 772 navajas y otros objetos contundentes entre las comisarías de la capital y de los municipios durante los 12 meses. Al tiempo, la Guardia Civil intervino 770 armas prohibidas, un arsenal que incluye navajas, cuchillos, porras, puñales, machetes, palos, nunchacos, bates, puños americanos, hachas y hasta un mosquetón. Las justificaciones de sus dueños fueron peculiares. "Algunos decían que llegaban directamente de hacer deporte y por eso tenían el bate en el coche; otros insistían en que acababan de volver del monte y por eso llevaban un cuchillo a la discoteca", detalló el delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades.

Ese mismo cuerpo realizó 2.256 inspecciones en tiendas y armerías, que desembocaron en 37 expedientes sancionadores y la propuesta de cierre para nueve locales por exponer y vender armas prohibidas.

A juicio de su titular, la imposición de multas está teniendo "un efecto disuasorio". "De inmediato se pasan a Hacienda para que las cobren por la vía de apremio; son sanciones elevadas, pero tienen un efecto positivo", explicó ayer el delegado del Gobierno. Según Núñez Morgades, "hay una evidencia real, que transmiten el 061, el Samur y Cruz Roja, de que ha descendido el número de lesiones en las peleas nocturnas por la ausencia de navajas".

La policía retrata al portador de armas blancas como un individuo joven que frecuenta los lugares de copas (donde cada fin de semana se concentra medio millón de personas) y que prefiere la navaja tradicional.

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