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El fútbol mundial corona a Zidane

La FIFA premia al francés como mejor jugador de 1998 por delante de Ronaldo y Suker

Robert Álvarez

"Ser querido de esta manera es lo más bonito que te puede pasar". Zinedine Zidane culminó ayer un año de ensueño. El jugador francés, de 27 años, recogió el único premio que le faltaba para completar una cosecha excepcional: el Mundial, con dos tantos suyos en la final ante Brasil, su segundo scudetto y su segundo subcampeonato en la Liga de Campeones con el Juventus, el Balón de Oro, concedido en una votación entre los periodistas europeos, y la Palma de Oro al mejor deportista del año concedida por L"Equipe. La guinda la puso ayer el premio al mejor jugador de 1998 concedido por la FIFA después de una votación efectuada entre los seleccionadores de 129 países. El premio se otorgó en una Gala coorganizada por la revista Don Balón y que se celebró en el Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona. El mundo del fútbol ha sido unánime a la hora de elegir a su mejor exponente. La ausencia de debate ha venido propiciada tanto por la fuerza con la que brilló Zidane como por el annus horribilis en el que todavía vive inmerso Ronaldo. Zidane ha sido el segundo jugador capaz de ganar la misma temporada el Balón de Oro y el premio de la FIFA. El astro brasileño, ganador los dos últimos años del trofeo, quedó relegado al segundo puesto. Todavía no se ha repuesto de su lesión en una rodilla -el Inter desea que reaparezca contra el Empoli esta semana para preparar el partido de la Liga de Campeones en el campo del Manchester United el 3 de marzo- y tampoco se ha aclarado del todo bien la crisis que estuvo a punto de impedirle jugar la final del Mundial y que le dejó en un deplorable estado físico. Hasta Zidane rinde pleitesía a Ronaldo -"para mí sigue siendo el número uno"- pero el brasileño este año no ha hecho méritos para mantenerse en el trono.

El tercer jugador, según las votaciones de los técnicos, fue Davor Suker. El jugador croata estaba como unas pascuas hasta el punto de que por unos momentos rompió la ley del silencio impuesta en el vestuario del Real Madrid tras la derrota ante el Deportivo. Lo hizo para restar importancia a la crisis de juego del equipo madridista -"lo importante es estar en buena línea para acabar bien la temporada"- y sobre todo para valorar, desde su condición de croata, los premios que recibió ya que además de ser tercero también fue galardonado como máximo goleador del Mundial y fue copartícipe del premio a la selección revelación del año: "Es algo espléndido para mi país y para el pueblo croata después de lo que ha sucedido. Ser terceros en el primer Mundial que jugamos es un gran orgullo".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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