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Tres jurados para un mismo caso

El principio jurídico universal del non bis idem pretende evitar que una misma persona sea enjuiciada penalmente dos veces por los mismos hechos. La máxima sólo se cumple sobre el papel, porque Boujamaa Bouraada, de 40 años, ya va por el tercer juicio. En el primero, un jurado popular le condenó a 12 años de cárcel por el homicidio de su compañero de piso, ocurrido el 9 de mayo de 1996 en Sant Feliu de Guíxols (Baix Empordà). En el segundo, otro jurado lo absolvió por considerar que había actuado en legítima defensa. En ambos casos, defectos procesales obligaron a repetir la vista. En el argot jurídico estos juicios se consideran anulados, pero ni el más erudito legalista sería capaz de convencer a Bouraada de que el juicio que le espera dentro de cinco meses no es el tercero. La indefinición de algunos aspectos de la Ley del Jurado y la inexperiencia del colectivo judicial para aplicarla están en el trasfondo de estas anulaciones. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ordenó la repetición del primer juicio porque consideró que el llamado objeto del veredicto -las preguntas del juez que sirven de orientación al jurado- contenían flagrantes contradicciones. El magistrado de aquel juicio fue sancionado por el Consejo General del Poder Judicial por su deficiente actuación. En el segundo caso, la fiscalía recurrió contra la absolución alegando falta de argumentación en los motivos de la conducta del acusado. El TSJC primero y el Tribunal Supremo hace unos días coincidieron en esta apreciación. La Ley del Jurado define en los términos de "motivación sucinta" la explicación del veredicto que debe redactar el jurado. Jueces, fiscales y abogados coinciden en afirmar que en la interpretación de esta brevedad es donde empiezan los problemas. La motivación rechazada en el segundo juicio rezaba: "Los miembros del jurado (...) no creen probado que la pelea tuviera su inicio y continuación en el sofá. Asimismo, creen probado que el acusado actuó en legítima defensa de su vida, no pudiendo calibrar el alcance y gravedad de las heridas que infligió a la víctima debido al estado de pánico en que se encontraba frente a la superioridad física de su adversario". Carles Ganzenmüller, fiscal jefe de la Audiencia de Girona, afirma que la jurisprudencia del Supremo servirá para orientar futuras sentencias y llenar estas lagunas. El fiscal opina que cuando se juzgan casos con circunstancias atenuantes o agravantes de la responsabilidad, que implican conceptos jurídicos muy complejos, "el jurado está perdido". Fernando Lacaba, presidente de la sección penal de la Audiencia de Girona, coincide en este punto y añade que quizá sería mejor que el jurado se pronunciara únicamente sobre la veracidad del hecho -"lo mató o no lo mató", concreta-, pero que sea el magistrado el que construya la sentencia. Los abogados, en cambio, sostienen que no hay hechos demasiado complejos para un jurado popular, sino lenguajes demasiado crípticos y poca voluntad de hacerlos accesibles. El abogado defensor de Bouraada, Lluís Frigola, asegura que el problema es que se ha creado un jurado "al estilo norteamericano pero con cuatro pinceladas de derecho español" y no se puede pretender que elabore explicaciones profesionales. Frigola añade que a algunos magistrados les duele perder protagonismo y poder. Ganzenmüller niega que el jurado haya socavado el poder de los jueces. Lacaba admite, no obstante, que la mitad de los jueces son antijuradistas, aunque eso no afecta a su buen hacer. Frigola considera gravemente lesionados los derechos de su cliente, que ya suma más de dos años de procesos. Bouraada, un inmigrante marroquí con un permiso de trabajo que debe renovar cada seis meses, es la viva imagen de la resignación y la incredulidad. "No pienso escapar a mi país, como han hecho otros acusados marroquíes, pero no entiendo qué justicia es ésta", se lamenta. Bouraada ya se ha hecho a la idea de que deberá sentarse por tercera vez en el banquillo y explicar de nuevo su versión de los hechos. En el revuelo propiciado por la tercera repetición del juicio con jurado se oyen voces escandalizadas ante el elevado coste de la institución. "Ésta es la gran arma de los antijuradistas", alerta Frigola, quien añade: "En 1975 también decían que la democracia saldría muy cara".

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