_
_
_
_
_

Una función entre contenedores

El Ayuntamiento de Madrid enseña a los niños con funciones teatrales a separar la basura

Los pequeños tenían que aprenderse de memoria el significado de tres erres. La de reducir, la de reciclar y la de reutilizar. Esta pequeña prueba formaba parte del montaje teatral con el que el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de la capital se propone que los niños aprendan a separar la basura. La representación se celebró ayer en un centro municipal de recogida y reciclaje. Allí se presentaron unos treinta niños, de entre cuatro y seis años, cargados con bolsas que iban vaciando según las instrucciones de dos actrices. Estas cómicas también hacían el papel de guías por un recorrido que incluía diferentes contenedores: el de muebles, el de envases, el de vidrio, el de los tetrabriks."¿Qué hago con esto?", interrumpía de pronto a gritos uno de los niños alzando el envase de un zumo de melocotón. Estaban fascinados con el tiro a la basura.

Pero el paseo entre los contenedores era la última parte de esta instructiva sesión. Antes, sentados en el suelo, habían presenciado una función en la que las dos actrices se las tenían que arreglar para que los pequeños entendieran que no todo lo que se tira es basura, que los desperdicios se pueden recuperar, que si se recuperan se ahorra dinero y que la basura contamina y ensucia. No era una tarea fácil. Los niños lo comprenden todo a su manera. Por ejemplo, al final de la sesión uno de ellos preguntó que cuándo empezaba la obra de teatro. "Esto es teatro. Hemos ido al teatro", exclamó con júbilo cuando su profesora le explicó que acababa de asistir a una repesentación. Estas funciones se repetirán hasta final de mes, destinadas a estudiantes de primaria de diferentes centros.

Por supuesto, de las tres erres y de su significado no se acordaba ninguno. Y ninguno entendía tampoco el contenido del diploma que se les entregó al final. Porque no saben leer y porque no entendían muy bien qué es un "técnico basurólogo" de la ciudad de Madrid, tal y como reza en el documento de colorines que recibieron.

No importa. Ellos lo habían pasado estupendamente siguiendo las aventuras de dos mujeres a las que un alcalde puso a limpiar una ciudad entera. Casi no se movieron durante la función. Además, estos niños, todos de la escuela infantil Los Compañeros, del barrio vallecano de Palomeras, ya están familiarizados con las buenas normas para tirar basura. Como describió una profesora, en cada clase hay un cajón con ruedas al que van a parar los papeles y cartones. Cuando está lleno, lo llevan entre unos cuantos al contenedor más cercano. Los padres de los alumnos también colaboran en estas tareas: han construido un muñeco con materiales de desecho.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_