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El Mercat despide el "año Brecht" con una comedia sobre amo y criado

Ricos y pobres, señores y siervos. Una relación tan antigua como actual entra hoy en la escena del Mercat de les Flors de la mano del madrileño Teatro de la Abadía y de El señor Puntila y su criado Matti, de Bertolt Brecht (1898-1956). La obra, escrita por Brecht durante su exilio en Finlandia, en 1940, retrata la historia de un hacendado que cambia de personalidad a medida que cambia su estado etílico. Con este espectáculo el Mercat da por concluido su homenaje al dramaturgo alemán, cuyo centenario se cumplió en 1998.

Un señor de actitudes extremas, Puntila, que se comporta de modo distinto según vaya sereno o borracho. Lluís Homar, su intérprete, lo define como "un hijo de puta disfrazado". Es la parte del poder: si está borracho es capaz de darlo y compartirlo todo, pero si está sereno se comporta de modo intransigente y autoritario. Y un criado pasivo, Matti, que observa y da juego a su patrón. Es la parte del sometido. Dice Pedro Casablanc, el actor que le da vida, que su actitud sumisa "es muy actual". La relación, entendida en tono de comedia, es el eje de la tercera obra que desde su creación el Teatro de la Abadía presenta en Barcelona, a partir de hoy y hasta el día 17. Aunque lo que se entendía por lucha de clases en el año en que Brecht escribió la pieza ha variado, los miembros de la compañía querían llamar la atención sobre las diferencias de clase que persisten en la sociedad, acentuadas por "los extremos entre Primer y Tercer Mundo y por la concentración de la riqueza", dice la directora, Rosario Ruiz Rodgers. Para hacer más próximo el texto al público, la adaptación ha suprimido "muchas anécdotas de los años cuarenta, de casa y cocina finlandesa", elementos que Ruiz Rodgers cree "poco fructíferos para la narración". Una labor de actualización acertada, a juzgar por el éxito de crítica y público que El señor Puntila... ha tenido a lo largo de su estancia en Madrid y de una gira que les ha llevado por toda España. El regreso de Homar ¿Por qué este Brecht? José Luis Gómez, fundador de este atípico grupo que es el Teatro de la Abadía, llevaba 20 años con la obra en mente, cuenta la directora. Con la compañía ya rodada después de cuatro años de marcha, la temporada pasada se puso en la piel de Puntila. Después de un mes de representaciones en Madrid dejó el papel en manos de Homar, en su primer trabajo después de dejar la dirección del Teatre Lliure, en Barcelona. Un Homar distendido -"más guapo", según Ruiz Rodgers; más tranquilo después de "alejarse de la endogamia cultural barcelonesa", según el director del Mercat, Joan Maria Gual- asegura que se ha adaptado perfectamente a las exigencias del Teatro de la Abadía, una compañía concebida como centro de aprendizaje y crecimiento artístico. Homar subraya que dio el paso atraído por uno de los "proyectos con más contenido" que hay en el país. A pesar de ello, prepara ya un Hamlet, que dirigirá Joan Ollé, con sus antiguos compañeros del Lliure. El final de fiesta del ciclo que el Mercat de les Flors ha dedicado a Bertolt Brecht se completa con Happy End?, una comedia musical situada en el Chicago de finales de los años veinte. El Quintet & Co, con Joan Alavedra y Ramón Simó al frente, ha querido rendir un homenaje a Brecht con una obra que ha salido "del alma". Gángsters y hermanas del Ejército de Salvación se unen en un cuento para sacar dinero a personajes ricos de forma pacífica. Una historia mordaz y crítica contada al ritmo de la música de Kurt Weill.

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