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La mitad de los nacimientos de Sevilla suceden en abril, mayo y julio

Quien quiera conocer la preparación de Sevilla para el inminente cambio de milenio, ya tiene el instrumento adecuado. Por segundo año consecutivo ha sido presentado el Informe Socieconómico de la ciudad de Sevilla, acompañado de un Anuario Estadístico con datos sobre 1997. En este voluminoso trabajo coordinado por Bartolomé Pérez se disecciona a una ciudad que es la cuarta de España en población, mantiene un índice de mortalidad del ocho por mil y, a diferencia de lo que fue norma y costumbre hace décadas, ha cambiado sus hábitos migratorios: de hecho, son más los catalanes afincados en Sevilla que los sevillanos que emigraron a Cataluña. El Informe publica un exhaustivo estudio sobre el impacto del euro en las empresas de Sevilla. Vaticina que serán el subsector turístico y las exportaciones agroalimentarias los que más se beneficiarán de la moneda única. En el laberinto de las estadísticas, se aprecia que el turismo que llega a Sevilla es mayoritariamente nacional; que el principal emisor foráneo de visitantes es Francia; que el mayor volumen de tráfico portuario se registra con Inglaterra y Turquía. Los datos saltan de un apartado a otro. La Exposición Universal de 1992 propició un crecimiento vertiginoso de la producción de cemento; actividad que junto a las calefacciones y el procesado de minerales conforma lo que los especialistas llaman fuentes difusas de contaminación. El medio ambiente de la ciudad se ve mermado también por las fuentes móviles (vehículos) y los focos fijos (chimeneas de las industrias). El año glorioso de Sevilla en la última década no fue el 92, sino el 96, a juzgar por las estadísticas. Ese año se frenó la evolución decreciente que había sufrido la natalidad los 20 años anteriores. También en 1996, coincidiendo con el final de la sequía, la producción final agraria creció un 63,82 % respecto al 95. Los sevillanos emigran más fuera de Andalucía que a las otras siete provincias. En abril, mayo y julio se producen casi la mitad de los natalicios, siendo abril el mes de la feria y de los más altos índices de fecundidad.

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