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Codorníu estudia producir cavas con botellas esmeriladas lejos de España

Codorníu se planteará trasladar fuera de España la producción que envasa en botellas de cava esmeriladas, blancas y negras, si la Audiencia de Barcelona falla a favor del Grupo Freixenet el uso exclusivo de estos envases. Jordi Raventós, director general de Codorníu, afirmó ayer que si la decisión fuera contraria a su empresa, estudiaría "si vale o no la pena elaborar botellas esmeriladas fuera de España, sin llamarlas cava". Estas botellas suponen el grueso de las exportaciones de Codorníu.

Jordi Raventós, quien afirmó que está pensando "seriamente" en una reubicación, viajará en breve a Argentina para estudiar la adquisición de una bodega "con distribuidora incluida". También insinuó que el cava de botellas negras y blancas de Codorníu se podría elaborar en Italia y recordó que el empresario José María Ruiz Mateos produce en ese país cava que vende en botellas esmeriladas que "sí eran una copia descarada de Freixenet", manifestó Raventós. La hipotética reubicación de Codorníu se debe, además, a los planes comunitarios que sólo prevén aumentos de viñas en el 1% de la superficie actual. "Piensan más en el agricultor que en el productor de vinos", dijo Raventós. Por el momento, Codorníu tiene bloqueados judicialmente en sus almacenes cuatro millones de botellas negras. Pero sigue vendiendo las blancas porque entiende que el juez instructor del caso debe indicar si puede continuar vendiendo, "según la media de botellas producidas entre 1993 y 1997 o bien paralizar las ventas y la producción". "Seguiremos produciendo hasta que el juez se pronuncie", agregó. Freixenet, que en primera instancia obtuvo una sentencia favorable al uso exclusivo de las botellas esmeriladas, considera que la reciente decisión de la Audiencia de Barcelona que rechazó el recurso de Codorníu pidiendo el levantamiento de las medidas cautelares implica la paralización de la producción y venta de botellas esmeriladas blancas. El conflicto entre Codorníu y Freixenet sobre este tipo de botellas es el episodio más caliente de la guerra del cava, en la que, según Raventós, "la otra parte no ha dado ni un paso para la paz". La decisión sobre el uso de estas botellas es muy importante porque las llamadas botellas blancas suponen unos 4 millones del total exportado por Codorníu (aproximadamente 10 millones de botellas). Raventós reconoció el "éxito" de su competidor con estas botellas, sobre todo en Alemania, que justifica que las marcas de Codorníu Rondel y Delapierre hayan imitado los envases. Raventós no cree que el juez, "aunque pueda hacerlo", vaya a retirar las botellas esmeriladas de los comercios, y ha recordado que la Dirección General de la Competencia es favorable a los intereses de Codorníu en el conflicto. Raventós precisó que esta resolución no solventa el fondo del contencioso (si Freixenet tiene derechos exclusivos sobre estas botellas), por lo que Codorníu ha seguido comercializándolas en la campaña navideña. Codorníu ha vendido una media de 7,5 millones de botellas esmeriladas en los últimos cinco años, destinadas en el 40% a la exportación. Menos beneficios El Grupo Codorníu ha cerrado un ejercicio de transición con un avance del 7,25% en facturación, hasta 24.631 millones de pesetas, y unos beneficios netos de 1.276 millones (el 17% menos que en 1997). Raventós explicó que sobre estos resultados repercuten las pérdidas de la filial norteamericana, Codorníu Napa, y los 276 millones de pérdidas por la absorción de Bodegas Bilbaínas. También destacó que Codorníu ya no se beneficia de exenciones fiscales por las pérdidas en registradas en 1994. Las exportaciones han significado el 20% de las ventas. La sociedad no repartirá dividendos como viene siendo tradicional, aunque la patrimonial del grupo, Unideco, se financia con obligaciones en manos de la familia propietaria, que se retribuyen al 20%. Raventós explicó que Codorníu ha adquirido 70 hectáreas en la Ribera de Duero (con 300 millones de inversión), donde comenzarán a plantar en primavera y otras 160 hectáreas en Alexander Valley (California) con una inversión de 500 millones.

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