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UNA PRESIDENCIA EN APUROS

La verdad y toda la verdad

Los matices pueden salvar a Clinton del perjurio, aunque no de una explicación pública

Todo es una cuestión de semántica. Si Clinton admitió ayer ante el gran jurado la existencia de "una relación física impropia" con Monica Lewinsky, el presidente puede seguir manteniendo que, legalmente, no ha cometido perjurio, ya que su declaración jurada de enero durante el caso Paula Jones se basó en un acuerdo pactado entre las partes, con la supervisión de una juez federal, que definía con exactitud lo que se entendían como relaciones sexuales. Y en ese acuerdo no figuraban las felaciones. El matiz es importante porque, según una encuesta de la cadena ABC, el 59% de los encuestados considera que Clinton debería dimitir si miente ante el gran jurado. La gran incógnita consiste en saber si el país admitirá esa sutil distinción. Una imagen persigue a Clinton a todas horas, repetida hasta la saciedad por todas las cadenas. Su gesto grave y solemne cuando se dirigió al país por televisión con estas palabras el pasado enero: "Lo digo una vez más. Nunca he mantenido relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky, ni he tenido una aventura con ella".

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Una versión bajo sospecha

Contra esa imagen y contra esas palabras tiene que luchar Clinton. Por eso, todo su equipo de colaboradores políticos presentes y pasados intentaron convencer a Clinton durante el fin de semana, con declaraciones en todas las cadenas, en las que abogaron por una comparecencia pública del presidente, una especie de mea culpa ante la nación. Uno de sus ex colaboradores y antiguo jefe de la oficina jurídica de la Casa Blanca, Lanny Davies, llegó hasta pedir públicamente a Clinton que hiciera pública la transcripción literal de sus declaraciones ante el gran jurado. "El pueblo norteamericano es muy dado a perdonar y le perdonará si dice toda la verdad", dijo Davies.

La Casa Blanca empezó a preparse desde primera hora de la tarde de ayer para la declaración televisada del presidente, que sólo se confirmó tras concluir su testimonio ante el gran jurado. "Su estrategia puede cambiar a última hora", había manifestado con anterioridad al prestigioso diario The New York Times un consejero presidencial sin identificar.

El estado de ánimo de Clinton, lógicamente, era de preocupación, según se desprende de la declaración hecha ayer por su portavoz, Mike McCurry.

"No diría que está ansioso [por declarar], pero confía en su testimonio", manifestó McCurry. Su ex jefa de prensa Dee Dee Meyers, manifestó el domingo que Clinton estaría "nervioso", pero que confiaba en que saliera airoso de la prueba si se decidía a decir la verdad.

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La "verdad y toda la verdad" se convirtió durante el fin de semana en un clamor nacional por parte de amigos y adversarios políticos. Leon Panetta, primer jefe de gabinete de Clinton, manifestó que si el presidente tenía "el coraje de decir la verdad y pasar página, otros [en alusión al fiscal Kenneth Starr] seguirán su ejemplo y podrá comenzar el proceso de cicatrizar las heridas después de siete meses de confusión". Por su parte, el senador republicano Orrin Hatch, presidente del poderoso Comité Judicial del Senado, Cámara encargada de juzgar a Clinton si la Cámara de Representantes votara su impeachmnet (proceso de destitución), se pronunció en el mismo sentido y pidió al presidente que no se refugiara en su testimonio ante el gran jurado "en la manipulación de las palabras y en la utilización de lenguaje de leguleyos para no decir la verdad".

Entretanto, The Washington Post, uno de los baluartes del liberalismo y de las causas demócratas en este país, publicaba ayer un editorial demoledor sobre la actuación de Clinton en el caso Lewinsky.

"Ésta ha sido una Administración, una Casa Blanca en la que la verdad no ha sido manifestada, sino manipulada. Como en el caso actual, el baremo no ha sido [decir] lo verdadero, sino lo que sirva políticamente para hacer brillar la reputación del presidente. A corto plazo, esa política puede servir; pero, a la larga, destruye los intereses e instituciones cuyo nombre se invoca".

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