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No nos vamos de vacaciones

"¿Acaso pueden vivir los hombres donde no viven los árboles?". Así reza una de las pancartas que presiden cada extremo de la Alameda de Hércules. Pancartas con las que una serie de asociaciones vecinales, ecologistas y sociales tratan de concienciar a los vecinos en contra del proyecto de construcción de un aparcamiento subterráneo que tiene previsto el Ayuntamiento en esta explanada sobre la que viven 220 árboles de 12 especies diferentes. Estas asociaciones han creado la Plataforma en contra del Aparcamiento bajo la Alameda de Hércules, porque consideran que este proyecto, lejos de solucionar problemas de aparcamiento, provocará un tráfico más denso en la zona, mayor dificultad de tránsito para peatones y para el transporte público, y afectará gravemente a la vegetación que hay en el parque. Sara Rodríguez es una vecina del barrio, que, como tantos otros, no quiere que se lleve a cabo la obra. "Yo no creo que al final lo lleven a cabo, porque hay mucha gente en contra", explica. Según una encuesta realizada en el barrio en el mes de febrero, un 70% de los vecinos está en contra de la construcción del aparcamiento, frente a un 30% que se muestra a favor y que se trata, en su mayoría, de comerciantes de la zona, que ven beneficiosa la existencia del subterráneo para sus negocios. David Vargas es el gerente de un taller de reparación de automóviles situado justo al lado del centro cultural Casa de las Sirenas en la Alameda. Reconoce no estar muy informado, ya que, según él, hay bastante silencio en torno al asunto. "Estoy de acuerdo con el aparcamiento, siempre y cuando respeten el entorno", comenta. "Creo que sería beneficioso para el negocio, aunque no voy a entrar en polémica con los vecinos, porque ellos también son clientes míos y actualmente el negocio no va nada mal". Pero los vecinos, reunidos en torno a la Plataforma, temen que el Ayuntamiento aproveche agosto para comenzar las obras, cuando todo el mundo esté de vacaciones y haya menor presión vecinal. "Queremos que el Ayuntamiento sepa que la Plataforma no se va de vacaciones", dice David Gómez, uno de sus miembros. La labor que lleva a cabo este grupo es fundamentalmente de presión. Se han llevado a cabo acciones legales, así como una amplia campaña de información entre el vecindario y se prevén para este verano fuertes movilizaciones con las que tratar de involucrar a los residentes de la zona. "El Ayuntamiento quiere hacer el subterráneo para que la zona crezca económicamente y la gente venga aquí a comprar", explica David Gómez. "De esta forma pretenden que los vecinos del barrio, la mayoría de clase humilde, se vayan a vivir a otro lugar y así limpiar la zona". Son muchas las razones que aduce la Plataforma para mostrarse en contra. Entre ellas, quiere resaltar que la zona sobre la que se quiere construir está dentro del casco histórico sevillano y, por lo tanto, va en contra de la ley. Además, según este grupo de presión, los técnicos y expertos que han analizado el terreno se han manifestado en contra, dado que existen aguas subterráneas bajo el parque y esto podría perjudicar tanto la obra en sí, como los cimientos de los edificios colindantes. Dicen los vecinos que el gerente de Urbanismo, Eduardo Martínez Zúñiga, declaró que encima de un aparcamiento no pueden plantarse grandes árboles, lo que según el vecindario supondrá un empeoramiento estético y ecológico, así como la pérdida de sombra y humedad que estos árboles proporcionan. "Sería una putada ecológica", se lamenta Sara Rodríguez.

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