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EL FUTURO DEL WOODSTOCK DEL PIRINEO [HH] Doctor Music Festival: abierto y educativo [HH] NEO SALA

Escribo estas líneas en mi PC portátil desde la oficina móvil ubicada todavía en los verdes prados de Escalarre. Han pasado poco más de 72 horas desde que terminó la última actuación del Doctor Music Festival 98 y ya he ido viendo cómo poco a poco la gran ciudad que es el festival va perdiendo cuerpo para ceder protagonismo a ese precioso valle rodeado de montañas que siempre ha estado ahí. No puedo evitar una cierta sensación de tristeza al ver cómo el festival se desvanece, aunque al mismo tiempo mi cerebro no deja de dar vueltas pensando en cómo hacer un festival todavía mejor y ello abre la puerta a la ilusión por volver a repetir. He prolongado voluntariamente mi estancia en los Pirineos mas allá de lo estrictamente necesario. Con esta ya van tres las ediciones celebradas del Doctor Music Festival y he pensado que éste era un buen momento para frenar el intenso ritmo de trabajo de los últimos meses y escribir acerca de lo que pienso que debe ser el festival. Me vienen a la memoria muchas de las caras exhaustas pero muy felices de las personas con las que me crucé mientras caminaba a altas horas de la noche del domingo por el inmenso recinto del festival. Hojeo impacientemente algunas de las más de 2.000 encuestas contestadas por el público, en las que les pedíamos su ayuda para construir un festival mejor, y descubro con gran placer que son muchos los que han aprovechado las mismas para felicitarnos por el festival. También hay críticas, lo cual es bueno pues sirven para mejorar, pero casi todas tienen un tono amigable y positivo que me legitima para observar el futuro con sereno optimismo. Sin embargo, pocas veces las cosas son como uno quisiera y en esta ocasión la decepción me viene por algunos recortes de prensa que tan pacientemente ha preparado para mi lectura la gente de secretaría del festival. Al leer el balance que hacen algunos periodistas -por fortuna una minúscula minoría- compruebo que después de tres ediciones sigue habiendo gente que sigue sin saber -o sin querer- entender lo que pretendemos con nuestro festival. Quizá piensen que nuestro objetivo es simplemente ganar dinero, olvidando que nuestra empresa no tenía ninguna necesidad de meterse en semejante berenjenal de altísimo riesgo cuando desde hace años somos líderes en el sector y obtenemos beneficios organizando los habituales conciertos urbanos, que nos traen poquísimas complicaciones. O a lo mejor tienen prejuicios hacia las cosas hechas con profesionalidad y sólo saben buscar la autenticidad en eventos promovidos por organizadores supuestamente independientes y con pocos medios. La verdad es que no sé lo que pasa por sus mentes cuando escriben artículos que falsean la realidad y confunden a aquellos que no han vivido el Doctor Music Festival, pero es lamentable que en nuestro país algunas personas pretendidamente profesionales de la crítica musical valoren tan poco un trabajo bien hecho. Algunas de estas criticas al festival hacen referencia a una falta de definición en su línea artística, cuando precisamente hemos manifestado claramente desde el principio nuestra voluntad de huir de modas, estilos y etiquetas. No puedo evitar repetir en este artículo lo que hemos venido diciendo desde la primera edición del Doctor Music Festival: el festival está abierto a todos los estilos y tendencias de la escena rock actual y su línea artística se caracteriza precisamente por nuestra firme negativa a limitarnos a uno o varios estilos concretos. Queremos un festival abierto y educativo en el que, por ejemplo, un heavy pueda ver a grupos como Propellerheads y descubrir, para su sorpresa, que son de su agrado. No queremos ser un festival sólo de grupos alternativos, ni tampoco sólo de música electrónica -aunque nuestro festival acoja la muestra dance Ritmes Globals, poseedora de una identidad propia-, o sólo de música heavy, o sólo de cualquier otro tipo de música en concreto. Nos parece perfecto que haya festivales especializados en una línea musical, pero nuestro objetivo es estar lo más posible al margen de modas y tendencias musicales. El Doctor Music Festival quiere ser una oferta global de convivencia festiva en la que tengan cabida todas las tribus que conforman el panorama musical actual. Sabemos que será difícil contentar a todos cada año, pues la disponibilidad de los artistas no siempre coincide con nuestros deseos. Habrá años en los que predominarán un tipo de artistas sobre otros, pero nuestra máxima permanecerá siempre inalterable: buscar la calidad en los conciertos que se ofrecen en el festival. Y que conste que no estamos inventando ninguna fórmula nueva. Es lo que vienen haciendo desde hace más de 25 años festivales tan prestigiados -y alabados por los mismo críticos que arremeten contra la coherencia musical del Doctor Music Festival- como los de Glastombury, en Inglaterra, y Roskilde, en Dinamarca. Allí llevan años mezclando en un mismo cartel a Garbage con Slayer, Tori Amos y Beastie Boys (1998); a Smashing Pumpkins con Pet Shop Boys, Isaac Hayes y David Byrne (1997); a Bad Religion con David Bowie, Sepultura y Underworld (1996); a The Prodigy con Bob Dylan, Sheryl Crow, The Cure y Napalm Death (1995); a Rage Against the Machine con ZZ Top (1994), y así un largo etcétera. ¿Por qué entonces a ciertas personas les cuesta tanto entender lo que pretendemos hacer con el Doctor Music Festival? No hay que ser muy agudo para darse cuenta de que si el cartel de este año se hubiese presentado en otro festival ubicado en Madrid, Barcelona o la costa mediterránea en pleno agosto -es decir, en lugares con gran población-, habría atraído a mucho más público, aunque si hubiésemos trasladado el festival a uno de estos lugares el feeling nunca podría haber sido el mismo. Afortunadamente para el futuro del festival, el balance después de tan sólo tres años es muy claro y contundente: el Doctor Music Festival está ya en el mapa de los grandes festivales europeos, y numerosos artistas internacionales que han actuado en él -desde David Bowie a Rage Against the Machine, pasando por Ani DiFranco, Lou Reed, Iggy Pop, Beastie Boys, Portishead, Propellerheads, Deep Purple y un largo etcétera- son sus más entusiastas embajadores en el extranjero y cuentan con pasión lo buena que fue su experiencia en el festival. Lo cual me recuerda una cita de Ernesto Sábato que dice algo así como: "Para admirar se necesita grandeza, aunque parezca paradójico. Y por eso tan pocas veces una obra es reconocida por sus contemporáneos. Lo hace siempre la posteridad, o al menos esa especie de posteridad contemporánea que es el extranjero. La gente que está lejos. La que no ve cómo tomas café o cómo te vistes". Por otra parte, el festival tiene una base de público fiel que confía en el criterio de la organización. Un público para el cual el cartel es muy importante pero al que, por encima de todo, le gusta la música con mayúsculas, sin necesidad de estar pendiente de las etiquetas y pautas que impone la industria musical de este final de milenio que nos ha tocado vivir, y que tanto gustan a ciertos críticos musicales que se las dan de expertos. Este año, por los motivos que sea, han venido algunos menos, pero aun así han sido más de 21.000 -o más de 63.000 si hacemos como algunos festivales que cuentan su publico multiplicándolo por el numero de días- las personas que nos han dado su confianza viajando desde muy lejos para invertir un fin de semana de su tiempo disfrutando del festival. No sólo a ellos, sino a todos los que simpatizan con nuestro festival, van dedicadas estas líneas y nuestro más profundo agradecimiento. Nos vemos en el Doctor Music Festival 99.

Neo Sala es promotor musical y director del Doctor Music Festival.

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