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"Si vienen, nos vamos a defender"

Buena parte de los serbios de Kosovo están ya armados y dispuestos a no ceder el "sagrado territorio"

ENVIADO ESPECIAL Civiles armados serbios circulan por muchos pueblos de Kosovo para defender, frente a los "albaneses separatistas y terroristas", un territorio que consideran sagrado y que no están dispuestos a entregar sin lucha.

A lo largo y ancho de Kosovo los serbios coinciden en una serie de puntos, que repiten sin cesar: el conflicto no duraría una semana si las fuerzas armadas serbias interviniesen de verdad; la lucha de la población albanesa por la independencia es una forma de terrorismo separatista similar al de otros países europeos y la comunidad internacional, es decir occidente, intenta sacar tajada a costa de Serbia en Kosovo para aprovecharse de sus riquezas.

No consideran los serbios a los albaneses de Kosovo como enemigos serios y les acusan de haber intervenido en todas las guerras contra Serbia: primero con los turcos, luego con el imperio austrohúngaro en la primera guerra mundial y con el fascismo en la segunda.

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En la terraza de un café de Pristina, Aco Racocevic, un periodista y escritor serbio de 59 años, resume, en una larga perorata, el sentir de muchos de sus compatriotas en Kosovo: "Mi casa no se la puedo dar ni a Dios. A Holbrooke y los otros no les quiero dar mi casa". Con vehemencia, afirma Racoceviv: "Nunca he atacado a un albanés, pero, si uno de ellos me agrede, tengo que defenderme. Los serbios nunca hemos atacado territorio extranjero, sólo hemos defendido lo nuestro. Esta tierra de Kosovo es serbia. Desde el principio estaban aquí los serbios, desde que los eslovenos primitivos llegaron del Este a los Balcanes".

Sin huellas

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En la misma línea, su amigo Iván replica airado a la objeción de que los albaneses aseguran que sus antecesores los ilirios estaban en Kosovo antes que los eslavos: "Los albaneses no tienen huellas que prueben su presencia. Las excavaciones lo demuestran. Las huellas de los albaneses se remontan al siglo XIV, en los tiempos de los turcos. En Drenica ya había en la edad media 13 conventos y 10 iglesias ortodoxas".En el mismo centro de Pristina, refugiados serbios de las guerras de Bosnia y Croacia viven todavía hacinados en un hotel habilitado como albergue. En la placita, niños de la guerra juegan a la guerra con metralletas de plástico. En la puerta de entrada del hotel de los refugiados hay una convocatoria a una manifestación el pasado 28 de junio, en un lugar histórico para Serbia, el llamado Campo de los mirlos, situado a unos 10 kilómetros de Pristina. Allí fue en 1389 la batalla contra los turcos, que Serbia perdió, pero celebra como un hito histórico en la lucha contra el islamismo. En ese mismo lugar, en el 600 aniversario de la batalla, el presidente serbio Slobodan Milosevic pronunció ante miles de personas el discurso que se considera desencadenante de la actual guerra de Kosovo. Milosevic, un tecnócrata comunista de la generación de los ochenta, se montó sobre la ola del nacionalismo y pronunció una frase decisiva: "Nadie podrá apalearos a los serbios de Kosovo". Luego, suprimió la autonomía de los albaneses y puso en marcha un conflicto que hoy enfrenta ya con las armas a las dos comunidades que viven en Kosovo.

El manifiesto de la marcha del pasado 28 de junio lleva la firma del obispo ortodoxo Artemio y de un Movimiento para la resistencia serbia en Kosovo. El llamamiento pide cuentas a Milosevic: "Los terroristas albaneses tienen cada día más territorio de Serbia. Ante los ataques de terroristas albaneses, familias serbias abandonan sus hogares milenarios y somos testigos de un éxodo de serbios". "El Gobierno de Serbia y Yugoslavia actúa de forma anémica, sin verdadera estrategia y sin orientación. Con esta política equivocada ha llevado al pueblo serbio al borde de la quiebra y de la destrucción". "No podemos callar y no podemos creer por más tiempo en promesas vacías. Nos han engañado muchas veces y somos testigos de muchas traiciones en los últimos años. No nos queda más tiempo. Vamos a perder nuestra cuna, nuestro Kosovo. Se va a aniquilar al pueblo serbio sobre el territorio de esta tierra sagrada".

El médico Andrija Tomanovic es cirujano, profesor universitario y jefe del partido socialista de Milosevic en Pristina. En su despacho del hospital, Tomanovic dice que "lo importante es que no haya muchos muertos. Podríamos solucionar esto con rapidez, pero tenemos obligaciones ante el mundo. Los albaneses quieren demostrar que hay muchos muertos, mujeres y niños. Por eso, tenemos que evitar que se llegue a esos hechos. Además, con los fugitivos quieren llamar la atención sobre Kosovo, aunque estén mucho mejor aquí, porque Albania es muy pobre y Macedonia insegura. Serbia es más rica comparada con esos países".

Para Tomanovic, el peligro sería una intervención internacional: "Hay muchas similitudes con la situación de 1941, cuando nos atacó Alemania". El médico no comparte la opinión de que Serbia haya perdido tres guerras en la última década (Eslovenia, Croacia y Bosnia): "Nuestra guerra es aquí en Kosovo, pero, si vienen, nos vamos a defender. Ya estamos acostumbrados".

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