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La Edad Media de carne y hueso en Morella

El resto del año, los visitantes de Morella (Els Ports) pueden admirar el escenario medieval. Piedras labradas y vigas de madera desgastadas por los siglos que sostienen las murallas, los soportales y las casonas que flanquean las callejuelas. Pero este fin de semana el viajero podría pensar que el cementerio local se ha quedado vacío al ver cómo desfilan ante sus ojos trovadores, guerreros y tejedores, que habitaron la ciudad amurallada en su época más esplendorosa. El regreso al pasado obedece al guión de Morella Medieval, un conglomerado de espectáculos organizado por el Patronato Municipal de Turismo, que se celebra por quinto año consecutivo y se ha consagrado como una de las actividades promocionales más atractivas del turismo de interior en valenciano. Calles, palacios y caserones amanecieron engalanados con pendones. La decoración y las indumentarias medievales no abandonaban al viajero ni al adentrarse en un restaurantes y comercios. El pregón abrió los actos a mediodía. Los mensajeros reales, acompañados por un desfile con trajes de época y un grupo de dolçainers, anunciaron la apertura del mercado medieval en la plaza de la iglesia. Allí se recrearon los viejos oficios que confeccionaban obras de artesanía con maderas y tejidos naturales. Para completar el viaje medieval los vecinos escenificaron la entrada de Jaume I en Morella el 7 de enero de 1232. Y para asegurarse los estómagos agradecidos de los visitantes, el fin de semana medieval concluye con una degustación de calmant, una pócima digestiva autóctona que ha sobrevivido al apogeo del bicarbonato.

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