CINE

La Filmoteca ofrece lo mejor de Hitchcock para combatir el calor

Madrid - 22 jun 1998 - 00:00CEST

Desde el pasado miércoles, y a lo largo de julio y agosto, la Filmoteca Española exhibirá en sus salas del cine Doré una retrospectiva del director Alfred Hitchcock (Londres, 1899; Los Ángeles, 1980). Cada película se programará tres o cuatro veces, y también se incluirán los mejores episodios de su serie de televisión, así como algunos documentales.Hijo de un importante industrial, Hitchcock realiza sus estudios primarios interno con los jesuitas. Licenciado en Ingeniería y Bellas Artes, trabaja en una empresa de publicidad hasta que en 1920 entra en la sucursal británica de la productora norteamericana Famous Players Lasky como dibujante de intertítulos. En cinco años pasa de jefe de la sección de titulaje a decorador, guionista, ayudante de dirección y realizador con El jardín de la alegría (1925). A lo largo de sus nueve películas mudas, sobre todo El enemigo de las rubias (1926), El ring (1927), Champagne (1928) y The Manxman (1929), demuestra su habilidad para componer imágenes y narrar con ellas. A lo largo de Asesinato (1930), El hombre que sabía demasiado (1934), Treinta y nueve escalones (1935), El agente secreto (1936), Sabotaje (1937) y Alarma en el expreso (1938), crea una obra coherente, personal y de gran interés.

Contratado por el productor independiente David O. Selznick en 1940, Alfred Hitchcock llega a Hollywood, huyendo de la II Guerra Mundial, y hacen juntos Rebeca (1940), Recuerda (1945) y El proceso Paradine (1947). Mientras, rueda para otros productores Enviado especial (1940), La sombra de una duda (1943), los personales ejercicios de estilo Náufragos (1944) y La soga (1948), rodada en media docena de complejos planos; sin olvidar las angustiosas Sospecha (1941) y Encadenados (1946).

Uno de los grandes

Las 11 películas rodadas en los cincuenta sitúan a Hitchcock entre los grandes del cine. El tema del inocente perseguido por algo que no ha hecho adquiere tonalidades de drama católico en Yo confieso (1951), de tragedia familiar en Falso culpable (1957), y de comedia de espionaje en Con la muerte en los talones (1959). Entre las que se sitúan las complejas historias de culpabilidad Extraños en un tren (1951) y De entre los muertos (1958), además de Crimen perfecto (1954) y La ventana indiscreta (1954).Comienza los años sesenta con dos producciones en las que la innovación se une a la maestría: Psicosis (1960) y Los pájaros (1963). Tras el fracaso de la ambiciosa pero fallida Marnie, la ladrona (1964), su cine sufre un proceso de desgaste a lo largo de las irregulares Cortina rasgada (1966), Topaz (1969), Frenesí (1972) y La trama (1976).