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La mayoría de los 120 presos españoles en Portugal exige su traslado a España

La mayoría de los 120 presos españoles en Portugal exigen su traslado a España por las duras condiciones que soportan en las cárceles lusas. El hacinamiento, las deficiencias sanitarias -el sida se ha triplicado en tres años- e incluso las agresiones les han llevado a reclamar el cumplimiento de sus penas en su propio país. En lo que va de año sólo 19 lo han logrado. Portugal es el segundo país, por detrás de Francia y por delante de Marruecos y Alemania, con mayor población reclusa española.

El cónsul español en Lisboa, Máximo Cajal, explica que la mayoría de los presos españoles en Portugal se hallan detenidos "por tráfico de drogas y sufren unas condiciones de vida nada óptimas, como han reconocido diversos informes del Consejo de Europa o del Defensor de Pueblo portugués", divulgados en todos los medios de comunicación. Este último, Menéres Pimentel, ya denunció en 1996 las "condiciones infrahumanas" que soportaban los reclusos en su país y propuso a su Gobierno "el cierre inmediato de tres centros" por "las pésimas condiciones de higiene y sanidad".Según la Dirección General de Prisiones, de los 14.500 presidiarios de las 51 cárceles lusas casi 3.000 son seropositivos -el número se triplicó en los tres último años-, un 70% admite que consume habitualmente drogas y más de un 60% de los internados en el último año han contraído la hepatitis.

El último informe de Amnistía Internacional (AI) revela algunas denuncias de apaleamientos en las prisiones y recuerda que casos similares, ocurridos anteriormente y con muertes de por medio, aún están por esclarecer. La Dirección General e Interior argumentan que las investigaciones no han concluido.

El responsable de AI en Portugal, José Manuel Cabral, sostiene que muchas de las personas que sufrieron torturas o malos tratos "no han denunciado los hechos por miedo o por desconocer a quién recurrir".

Tráfico de drogas

Según Cajal, "los presos españoles, con unas condenas medias de siete años, buscan su traslado a España no sólo por las condiciones de las cárceles portuguesas, sino también, evidentemente, por la proximidad a sus familias, a su tipo de vida, de comida...".Según el convenio bilateral, sólo pueden obtenerlo cuando tienen una sentencia en firme, lo que, dada la lentitud de los procesos en Portugal, les obliga a permanecer en este país una media de tres años. En este sentido, el consulado busca una mayor agilidad en los trámites y espera que el convenio de cooperación judicial sea ratificado en breve por los dos países para abreviar estos procesos. A cambio, son muy pocos los reclusos portugueses en España que solicitan ir a su país.

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Cajal explica que la mayoría de los presos "han sido detenidos en los aeropuertos de Lisboa y Oporto, procedentes de Suramérica, con droga". "Eso es lo más habitual y, en algunos casos, es muy triste porque llegan desde matrimonios a gente mayor, casos insospechados", añade. Miembros del consulado les visitan y les ofrecen ropas, libros y medicinas y una asignación mensual de 10.000 escudos (8.000 pesetas).

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