_
_
_
_
_

"Sustituir a José Luis Gómez en el papel de Puntila es un honor teñido de inconsciencia"

Lluís Homar es director del Teatre Lliure, uno de los colectivos escénicos más sólidos y prestigiosos de Europa. Allí, en muchas ocasiones, también trabaja como actor, oficio al que se considera visceralmente ligado, hasta el punto de que no puede pasar mucho tiempo sin meterse en el pellejo de un personaje. De lo contrario, le carcome un síndrome de abstinencia que le sumerge en una profunda desazón.Ésta parece haber sido la razón que más ha pesado a la hora de que Homar haya aceptado sustituir, a partir de la función de hoy, a José Luis Gómez como protagonista de El señor Puntila y su criado Matti, montaje dirigido por Rosario Ruiz, del Teatro de la Abadía, con el que se han iniciado los fastos del primer centenario del nacimiento de Bertolt Brecht. Gómez, que posiblemente también sufre síndromes de abstinencia como actor, no podía permanecer más tiempo en el escenario debido al trabajo que le exige la Abadía, centro que dirige desde su fundación hace tres años.

Actor de culto

El Teatre Lliure, en sus 20 años de existencia, ha salido en pocas ocasiones de su sede de Barcelona, de ahí que Homar, sobradamente conocido y admirado en Cataluña, no lo sea tanto en Madrid, donde habría que calificarle como actor de culto para unos cuantos selectos consumidores de teatro. Él lo sabe, y a pesar de ello ha venido a sustituir, durante un tiempo que puede ser largo, a Gómez, un actor popular y muy reconocido.A ello hay que añadir que al haberse estrenado este montaje no hace mucho tiempo (el pasado 1 de abril), y con una gran repercusión, es altamente probable que a Homar no vaya a verle ningún crítico y su presencia en el Teatro de la Abadía pase bastante inadvertida. Todo esto, y más, Homar lo sabe, pero aquí está, encantado: "Me atrae la idea de que voy a enfrentarme solo al público. Ello me proporciona una cierta protección a la hora de engrasar la máquina de actor con un papel tan importante, algo que me vendrá muy bien para abordar el Hamlet que quiero hacer cuando termine con este proyecto". Eso será tras finalizar en julio las representaciones como Puntila y realizar la gira prevista con este montaje.

"Cuando uno toma una decisión de estas características, no pesan tanto las cosas sabidas como las intuidas. Sustituir a Gómez, para mí el mejor actor que hay en España, lo vivo como un honor teñido de inconsciencia. Yo no ignoraba que el personaje de Puntila es maravilloso, porque cuando vi el montaje me pareció buenísimo. Tampoco desconozco que me incorporo a uno de los proyectos escénicos más interesantes y vivos que hay en estos momentos en el panorama mundial", dice Homar.

Detrás de la oferta de venir al Teatro de la Abadía a sustituir a Gómez está Isabel Navarro, gerente de este centro escénico. "Navarro me habló de que buscaban un Puntila en un momento en el que el mono de actuar se me había agudizado", dice Homar. "Ahora toda mi energía está en este personaje tan maravilloso, al que confío en dar la credibilidad y solvencia que José Luis Gómez ha cuajado en este tiempo". El actor cree que el personaje de Brecht tomará otra dimensión interpretado por él: "Es algo inevitable, pero lo que está claro es que, teniendo en cuenta la calidad del montaje, yo no voy a intentar cambiar nada. Todo lo contrario: pretendo chupar de lo que ya hay, imbuirme de tantas cosas buenas que he encontrado", señala este actor, al que los espectadores de fuera de Cataluña podrán recordar en su papel protagonista de Las bodas de Fígaro, montaje con el que el Teatre Lliure, en castellano, realizó una larga gira por toda España.

Contradicciones

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Homar vive con contradicciones esta venida a Madrid, desnudo, sin la corte de su reinado en el Teatre Lliure y sin su público: "En esta decisión hay una parte que la racionalizas. El resto es olfato. La nariz es la que te empuja a tener cierta humildad. En cualquier caso, aceptar este trabajo es un gesto hecho desde un gran amor hacia mí mismo, hacia un proyecto como la Abadía y hacia un señor como Gómez. Lo vivo como un afán de enriquecimiento".

Homar se alegra de no ser abstemio y de haberse agarrado más de una vez en su vida una tremenda cogorza. Le viene bien saber qué es eso de no recordar nada de lo que pasó la noche anterior a la hora de abordar su trabajo en Puntila, un personaje algo borrachín a quien el alcohol le lleva a una continua esquizofrenia. "Ese juego de máscaras, de cambio constante que tiene mi personaje", describe el actor, "es profundamente atractivo, todo ello dentro de una obra de una gran complejidad, en la que se ve toda la grandeza de Brecht".

El señor Puntila y su criado Matti. Teatro de la Abadía. (Fernández de los Ríos, 42; metro Quevedo). Horarios en cartelera. 2.500 pesetas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_