Medicamentazo'
El ruido de la protesta social y del debate partidista / autonómico originados por el medicamentazo está, en la práctica, desviando una vez más la atención de los ciudadanos de la "política de entretenimiento" en el control del gasto farmacéutico público tan claramente descrita por don Enrique Costas Lombardía en un reciente artículo (EL PAÍS, 13 de febrero de 1998). Resulta así, curiosamente, que la medida que pretende aliviar el problema se está convirtiendo en velo que lo oculta y, por tanto, puede complicarlo.Esta consecuencia imprevista y grave del medicamentazo ha de sumarse a los perjuicios numerosos y ya conocidos, tanto para los pacientes (mengua de la prestación pública) como para la industria fármacéutica (injusticia en la selección de los fármacos excluidos; posible pérdida de puestos de trabajo, particularmente en los pequeños laboratorios de capital nacional; desgobierno de los presupuestos de las empresas que obliga a hacer provisiones contables no siempre aceptadas por Hacienda, etcétera) y para el Gobierno (coste de votos). A mi juicio, el ahorro en el gasto farmacéutico que se buscaba pudo obtenerse con una simple baja temporal generalizada del 4% o 5% de los precios de venta al público de los medicamentos, al igual que se hizo en Alemania, Italia y otros países de la Unión Europea, beneficiando a los enfermos; a la Seguridad Social; evidentemente, al Gobierno (menos coste en votos), y a los médicos, que no perderían su tiempo en las consultas explicando la no financiación de algún producto.- Farmacéutico.
