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La huelga de metro se radicaliza con más sabotajes y querellas

El conflicto laboral que vive desde diciembre intermitentemente el suburbano madrileño se ha radicalizado tras los incidentes ocurridos las dos últimas jornadas. Los daños por la actuación de grupos incontrolados en las horas de paro (de siete a nueve de la mañana y de seis a ocho de la tarde) han dejado inutilizados, entre el miércoles y el jueves, 83 trenes por desperfectos en las cabinas de los conductores y en las puertas. Ayer fueron 34. Un miembro de un piquete fue detenido anoche por la policía en la estación de Bilbao. Varias líneas sufrieron retrasos.

Tras los incidentes del miércoles, los enfrentamientos verbales entre el comité de huelga y la empresa han subido de tono. Ambas partes anunciaron ayer acciones legales: el comité de huelga prepara una querella contra la empresa por atribuirles el lanzamiento de objetos metálicos con tirachinas. El Metro, por su parte, ha pedido a los tribunales que declare ilegales los paros previstos en marzo.

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El comité de huelga, integrado por CC OO, UGT, USO, Solidaridad Obrera y el Sindicato Libre, salió al paso de las imputaciones realizadas por el director de Recursos Humanos de Metro, Jesús Valverde, y el Sindicato de Conductores, único que no ha secundado los paros. Según Valverde, "señores encapuchados con tirachinas lanzaron objetos metálicos contra las cabinas de los conductores. "Vamos a presentar una querella por injurias porque nos imputan hechos no probados", replican desde el comité de huelga.

PASA A LA PÁGINA 3

El comité de huelga afirma que los sabotajes que les atribuye la empresa son falsos

VIENE DE LA PÁGINA 1 "La dirección del metro, en su incapacidad para negociar, se sirve de cualquier argumento, por falso que sea, para crear un clima alarmista e imputarlo a quienes, en su legítimo derecho, realizan paros", afirma el comité de huelga en un comunicado, que tuvo respuesta inmediata por parte de la empresa. "Es la desvergüenza más absoluta. Entiendo que no lo reconozcan [los sabotajes], pero los hechos están ahí, las denuncias están presentadas y los trenes están arreglándose en los talleres. Los incidentes de estos días son propios de una pataleta porque la gente se va descolgando del conflicto. Se ven solos, rechazados, abandonados, y cuando son pocos se van radicalizando", enfatiza Jesús Valverde.

Los sindicatos mantienen, sin embargo, que el seguimiento de la huelga es masivo: el 90% de los trabajadores exentos de los servicios mínimos secundó ayer el paro. "De los 121 trabajadores no sujetos a servicios mínimos en estaciones, pararon 102", según CC OO. La empresa afirmó, en cambio, que circuló casi el 100% de los trenes. "Se han registrado retrasos en la línea 9 (de Herrera Oria a Pavones) y actos de sabotaje con rotura de semáforos en las cocheras de Canillejas y colocación de piedras en las agujas de cambio de vía". Además, 34 vagones quedaron inutilizados.

La policía acudió ayer sobre las 4.30 a los talleres del metro de Canillejas a petición de los guardias de seguridad. El comité de huelga se quejó de la actuación de los antidisturbios en aquella instalación y denunció que unos 50 trabajadores fueron "retenidos, insultados y amenazados". La delegación de Gobierno señaló que se trató únicamente de "identificaciones" a cinco miembros de un piquete informativo.

Los retrasos producidos por la retirada de los trenes dañados han sido el principal desencadenante de enfrentamientos entre viajeros y empleados del metro. "Pedimos comprensión a los trabajadores de Madrid. Estamos luchando por sus derechos y nuestros derechos", dice Javier Pérez, secretario general de CC OO de Metro. "Ha habido enfrentamientos con los usuarios absolutamente comprensibles: no estaban informados de los paros porque la dirección arranca los carteles que ponemos en las estaciones".

"Llevamos catorce meses intentando negociar un convenio, y la empresa lo que ha hecho es llegar a un preacuerdo con el Sindicato de Conductores que supone la destrucción de casi 400 puestos de trabajo a costa de subir el sueldo el IPC. No se puede bajo ningún concepto destruir empleo", señala Emilia Nieves, del Sindicato Libre Metro-Suburbano.

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