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Plantu, el dibujante más temido de Francia

Aparece un libro con algunas de las mejores caricaturas de 'Le Monde'

Jean Plantu lleva más de 20 años trabajando para Le Mánde,- resumiendo la actualidad cada día con uno de sus temidos dibujos. Y también desde hace 20 años esos dibujos, una antología de ellos, aparece luego recogida en libro, un "anuario' gráfico. "Se trata de seleccionar los mejores, de agruparlos por temas y, a veces, de añadir un pequeño texto que los contextualice. Dejo fuera los que son demasiado concretos, los que no pueden comprenderse una vez pasado su momento, y también los dibujos que considero fallidos".En Le Monde publica no menos de 4.50 dibujos cada año. Los temas no los elige él, sino el equipo de dirección. "Cada día, a las ocho menos cuarto de la mañana, nos reunimos y me dicen lo que quieren. A veces hay cambios de última hora, pero el dibujo tiene que estar listo a las once menos cuarto de la mañana, un poco antes si incluye color".

Para acertar en el tono, para que el director no pida modificaciones, hay que estar bien informado -"siernpre escucho la radio, veo la televisión y leo otros periódicos"-, pero a veces no basta con eso. En el momento de la destitución de Alain Juppé, Plantu presentó al ya ex primer ministro como un perrito abandonado en medio del bosque por un Chirac que ahora iba a subir en su coche al autoestopista Séguin. "El director me pidió que le quitara la correa que ataba el chucho a un árbol. Le parecía una crueldad innecesaria. Entonces yo le pedí poder añadir una botella de Burdeos, para que la soledad se le hiciese más llevadera a Juppé. A menudo el dibujo resultante es fruto de esas transacciones".

El proceso de aprendizaje de Plantú en Le Monde es largo y resulta difícil de imaginar en un periódico español. Veintitrés años atrás, Jean Plantu, un estudiante con malas notas -"creo que el dibujo tiene la culpa"-, empezó a enviar diariamente una viñeta a Le Monde. Transcurridas unas semanas, el redactor jefe quiso conocerle y le invitó a continuar, pero ahora criticándole cada día su dibujo, o caricatura, que, indefectiblemente, acababa en la papelera. "Tuve suerte de que sus críticas siempre me enseñasen algo".

Confiesa no haber tenido el menor problema para hacer su primer dibujo de José María Aznar -"el bigote, el que vaya tan repeinado, que sea bajito..., todo ayuda"-, haber tardado bastante en hacer un Felipe González reconocible -"los guaperas me resultan más difíciles. Tuve que esperar a que llegaran las ojeras, a que engordase, para dar con la fórmula"-, y manifiesta su admiración por sus colegas de El Jueves, una revista que recibe cada semana.

El anuario Plantu de 1997 se titula Pas de photos!, bajo el síndrome planetario en contra de los fotógrafos que desató la muerte de Lady Di. "Durante una semana todo el mundo pareció vivir bajo hipnosis, el único tema posible era el accidente de la princesa. Resultaba imposible hacer un dibujo normal de ella. Tenía una nariz considerable, pero acabé optando por hacerla como un personaje evanescente, -que se difumina, en el fondo una solución para alguien que ya ha muerto".

De vez en cuando Plantu tiene el sentimiento de haber atacado más de la cuenta a algún personaje creo que hice demasiados chistes sobre el apartamento a precio reducido de Juppé"- o le llegan voces de ser el responsable de la caída en desgracia de otro -"dijeron que representar a Balladur transportado en silla de manos le había costado la elección"-, aunque lo cierto es que el dibujante es muy cuidadoso a la hora de abordar temas conflictivos. Por ejemplo, dice que le "agradaría tratar lo que sucede en esas zonas consideradas prohibidas, esos barrios en los que nada funciona y en los que crece el voto en favor del Frente Nacional. Hay que retratar al votante de FN sin recurrir al insulto permanente".

El euro es un tema que fatiga a Plantu -"es adecuado para un folleto didáctico"- como le cansan a veces las limitaciones que impone el formato de Le Monde, algo que ha descubierto con sus colaboraciones a toda plana en el semanario L'Express.

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