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GENTE

ASES DEL FUTBOLÍN

Xosé Hermida

No resulta fácil imaginarse al habitualmente circunspecto Octavio Paz inclinado sobre un futbolín y poniendo todo su ingenio y habilidad para cazar al adversario en un despiste. Pero esta insólita imagen del Nobel mexicano no es producto de la fabulación de algún literato envidioso. Ocurrió en la realidad, hace ya más de 60 años, y de ella fue testigo el propio inventor del futbolín, un gallego llamado Alexandre Finisterre, combatiente en el bando republicano durante la guerra civil y frecuentador de los círculos literarios de la época. Finisterre, según rememora en una entrevista con la Axencia Galega de Noticias, logró convencer a escritores como Paz o León Felipe para que probasen las cualidades lúdicas de su artilugio. Y pronto, dice Finisterre, le cogieron el intríngulis al invento. El futbolín nació como un entretenimiento para los mutilados de guerra. Finisterre cayó herido en combate cuando tenía 17 años y fue internado en Montserrat. El sufría al ver a sus compañeros amputados por la metralla y se estrujó las neuronas para procurarles diversión. ''Ellos no podían jugar a fútbol'', relata, '' y a mi me gusta mucho el tenis de mesa, y así salió el huevo de Colón''. Tras una vida de trotamundos, Finisterre reside ahora, con 78 años, en Madrid.-

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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