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"El llamado Club Med es ahora un club de países disciplinados"

Soledad Gallego-Díaz

ENVIADA ESPECIAL, El primer ministro italiano está contento. Romano Prodi (58 años) siempre ha sido un hombre de carácter alegre, pero, en su despacho de la Presidencia del Consejo de Ministros, tiene que hacer ahora esfuerzos para ocultar su profunda satisfacción. Desde que juró su cargo como jefe de Gobierno, en junio de 1996, ha puesto todo su empeño, prestigio y capacidad negociadora al servicio de una idea: sanear las finanzas públicas de su país para permitir que Italia esté entre los socios comunitarios que arranquen con 14 moneda única el 1 de enero de 1999. El "examen" se celebra el próximo mes de mayo y Prodi está ya seguro de pasarlo.Pregunta. ¿Ha superado ya Italia definitivamente sus problemas para cumplir los criterios de convergencia?

Respuesta. Ninguna situación es definitiva y, además, la palabra "definitivamente" conlleva una imagen que yo no quiero transmitir. Es cierto que se ha llevado a cabo una importante tarea, pero no está completa. Los últimos datos sobre la inflación son, sin duda, extraordinarios, pero no podemos pensar en adoptar medidas que aviven otra vez el peligro. La política de control monetario y del gasto así como la política salarial tienen que ser siempre coherentes. Pero, sí, tiene usted razón al decir que parezco satisfecho.

P. ¿Italia tiene ya el euro al alcance de la mano?

R. Si, lo está, aunque antes del próximo mes de mayo tenemos que volver a dejar constancia de nuestra posición. Lo importante para un país latino es demostrar que sabemos que ésto es sólo una etapa y que hay que proseguir la carrera.

P. En medios comunitarios se atribuye el éxito alcanzado por Italia a usted y se teme lo que pueda suceder el día que abandone el Gobierno

R. Yo he puesto mi imagen política y mi futuro político en este proyecto, pero no quisiera que se relacionara sólo conmigo. En ningún país europeo como en Italia es tan fuerte la relación entre Europa y progreso, Europa y un futuro de tranquilidad. Prodi o no Prodi, ésta es una realidad del país. Yo lo he traducido en una política concreta, pero nadie piensa en Italia que puede haber un futuro fuera de Europa.

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P. ¿Que piensa ahora de la expresión 'Club Med'?

R. Creo que debemos mantenerla, pero ahora tendrán que hablar del grupo "med" como un grupo de países disciplinados, que se toman en serio sus obligaciones. Me produce mucho placer que se asocie a esa palabra una imagen de seriedad. El "club med" no es un club de vacaciones, sino un club de trabajo.

P. Algunos expertos temen que el futuro de la UE, dotada ya de una moneda única, pase por serios problemas debido a posibles crisis asimétricas, es decir crisis que afecten sólo a un determinado país, sin que existan mecanismos, nacionales o comunitarios, para hacerles frente.

R. Estoy de acuerdo con el peligro de las crisis asimétricas, pero creo que existe una visión muy estética de ellas. La moneda única supone un cambio tan fuerte que obligará a convergencias políticas. Así como los desequilibrios presupuestarios tendrán que ser menores, las asimetrías, también. Por eso nunca he participado en el debate sobre el miedo a a "Europa de los banqueros", porque tengo clarísimo que una vez que tengamos la moneda única o se derrumba el sistema entero o se llega a la convergencia. Pienso que la carrera hacia la homogeneización de las instituciones y de los comportamientos será imparable. Empezando por los costes sociales, del trabajo, política fiscal de las empresas... Antes habrá una "crisis de la asimetría" que una crisis del sistema monetario. La moneda única proporciona una unión tan fuerte que constituirá un dique enorme frente a las asimetrías. Serán bloqueadas por ese dique y la moneda única será la que traerá la hornogeneización.

P. ¿No exige eso una profunda reforma institucional de la UE?

R. Italia, como otros países europeos, está completamente decidida a retomar el camino de las reformas institucionales europeas, el abandono progresivo del voto por unanimidad. Habrá que hacer tantas reformas para combatir las crisis asimétricas, que tenemos necesidad de un instrumento de decisiones mucho más veloz. Por eso, junto con Francia y Bélgica, propusimos, en el importante Consejo de Luxemburgo, que la entrada formal de nuevos países para la ampliación de la Unión sea precedida por la reforma de las instituciones. Porque esa reforma es necesaria para que no se produzcan las crisis asimétricas.

P. En Luxemburgo acordaron crear el Consejo Euro.

R. Los problemas están relacionados. También hay que gestionar los problemas económicos en sentido estricto. En Luxemburgo acordamos, por un lado, que el Ecofin se centrase en los temas económicos pero, por otro, pensamos que había que tener también otro organismo a once (con los países que formen parte de la moneda única) para decisiones monetarias en sentido estricto, relacionadas con el euro. Es una decisión de buen sentido, que permitirá el funcionamiento de una política monetaria muy eficiente, pero que, como decía antes, tiene que estar ayudada por decisiones políticas e institucionales.

P. ¿Afectará la ampliación a los fondos estructurales y de cohesión?

R. Obviamente. La ampliación es un fenómeno que tiene importantes componentes económicos. Supone un aumento de población de un tercio con respecto a la actual Unión y los países que van a entrar tienen una renta inferior a la media europea, por lo que absorberán muchos fondos estructurales y regionales. Está claro que esto constituye un problema para España e Italia, pero se podrá equilibrar con las ventajas que implican esos países dentro de la UE y, sobre todo, con la estabilidad, la paz y la reducción de gastos militares que esta nueva situación comporta. Pero, sin duda, es un reto por resolver. Por eso es importante tener nuevos mecanismos de toma de decisiones, porque con los que tenemos ahora no es fácil decidir cosas que son necesarias. Hay que reformar la política regional, la política agrícola, compatibilizar los intereses de quienes ya están dentro con los que tienen que entrar.-

P. ¿Están los pueblos europeos maduros para un mayor grado de integración política?

R. Sí. La moneda única obligará a ello, maduros o no. El euro es algo impresionante. Insisto en que nunca he participado del miedo a una Europa de los banqueros, porque la moneda única es algo que cambiará todos los aspectos y comportamientos de la vida y nos obliga a una convergencia que nunca habíamos imaginado. Sabemos que lo tenemos que hacer deprisa. Si no, la asimetría nos mata.

P. ¿Era este un buen momento para un cambio tan grande?

R. Yo nunca habría empezado por la moneda única. Es el techo del edificio y hemos comenzado a construir la casa por el techo, pero la vida es así. La historia tiene algunas veces extraños diseños; la verdad es que la revolución ha empezado. El momento es bueno porque nunca en el reciente pasado hemos tenido la posibilidad de una recuperación económica homogénea bastante difundida en toda Europa, como ocurre ahora. Si somos sabios y hacemos lo que tenemos que hacer, el momento es adecuado. El único gran problema es el paro, pero en este momento Europa puede soportar ese gran cambio. No hay grandes peligros para la paz. Es un buen momento.

P. El crecimiento económico no parece suficiente para luchar contra el paro. ¿Se pueden hacer otras políticas de empleo?

R. No me preocupa cuando dicen que a economía ha comenzado a crecer pero que no tiene consecuencias sobre el empleo. Hacen falta dos o tres años de crecimiento sostenido para que mejore la ocupación. Es cierto que el desempleo es el primer problema de hoy, pero no es irresoluble. Invitaría a pensar en el modelo americano. Hace seis años se consideraba que la economía americana estaba en situación desesperada. El modelo holandés funciona bien, pero comenzó en el 84. Es la confirmación de lo que le he dicho. Introduciendo elementos de flexibilidad como estamos haciendo, como está haciendo España, eliminando los compartimentos estancos de la economía se mejora el empleo. Pero sobre todo hay que sembrar y tener paciencia.

P. ¿La llegada de Blair y Jospin ha hecho que exista en la UE un núcleo de países "progresistas"?

R. Cuando nosotros ganamos las elecciones fue un hecho anómalo en Europa. Después, llegaron Blair y Jospin. Pero cuando vamos al Consejo Europeo a tomar decisiones el aspecto de la pertenencia política común no es relevante, porque se trata de cosas muy complejas que van más allá que la filiación política. Cuando se discute una idea no se forma un grupo de centro izquierda, es una composición mucho más compleja, son intereses nacionales y de área, incluso diferentes sentidos de la construcción europea. Tengo muy buenas relaciones con los gobiernos reformistas de centro Izquierda, pero son igualmente fuertes con el Gobierno de España.

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