_
_
_
_
_

Un timador distribuyó 30.000 monedas falsas de 500 pesetas

Jan Martínez Ahrens

No eran duros a peseta, pero casi. Dmitri N. l., ruso, de 44 años, había conseguido con un toque de alquimia falsificar monedas de 500 pesetas que vendía a su nutrida hueste de distribuidores al competitivo precio de 150. El estafador, al que la policía acusa de haber lanzado al mercado 31.000 monedas en un año, fue detenido en una investigación que los agentes bautizaron como Operación Borrego, en alusión al nombre que los timadores dan a las falsas monedas.Los mayores efectos de las andanzas de Dmitri y su banda, siempre según la versión policial, las sufrieron las máquinas automáticas del metro, donde los timadores echaban el falso metal para conseguir un cambio de ley. Los empleados del metropolitano llegaron a recoger más de 30.000 de estas piezas. Este inmenso montón de chatarra llamó la atención de la policía hasta el punto de que la rutinaria llegada de un usuario a las ranuras de las expendedoras de billetes se convirtió en objeto de sospecha. Había empezado la Operación Borrego. La vigilancia dio sus frutos y, en menos de una semana, cayeron los tres primeros timadores.

Los datos obtenidos tras estos arrestos condujeron hasta un piso de la calle de Valverde (Centro), que supuestamente albergaba la fábrica de monedas. Su inquilino era Dmitri. Sometido a una vigilancia continua, el pasado jueves el hombre salió de su piso con un paquete bajo el brazo. Tomó el metro e inició un baile de estaciones y vagones que hizo pensar a los agentes que iba a efectuar una entrega. En la estación de Puerta de Toledo fue detenido. En el paquete llevaba 220 piezas de metal (de idéntico peso, tamaño y forma a las monedas de 500 pesetas), y en su vivienda fueron hallados cuatro troqueles, una pequeña fundición, reactivos, compás, limas y barras de estaño y plomo. Con este utillaje, Dmitri, según la policía, fabricaba las falsas monedas a un coste de 35 pesetas por unidad. El detenido, asimismo, también dedicaba su tiempo y beneficio a la falsificación de carnets de conducir y pasaportes. Su precio: 20.000 pesetas; a pagar en billetes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_