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Silencio, se mata

Diez cineastas se movilizan contra las minas antipersonas

Rocío García

Silencio, se mata. El cine se moviliza contra las minas antipersonas. Bajo la dirección artística del francés Bertrand Tavernier, 10 realizadores de distintos países, entre ellos el español Fernando Trueba, han decidido alzar su voz y utilizar su cámara para denunciar al mundo esas armas inhumanas que son las minas antipersonas y solicitar su prohibición. Bajo el título Silencio, e mata, la serie está compuesta por diez historias de tres o cuatro minutos cada una -de ficción, documentales o retratos-, que cada realizador ha rodado por encargo de la ONG Handi cap International que será difundid por distintas cade nas de televisión a finales del mes de noviembre, poco antes de la firma en Ottawa (Canadá) del tratado internacional de prohibición de minas antipersonas, que fue aprobado en la capital de Noruega hace un mes.Handicap International es una ONG dedicada desde hace años a luchar a favor de los mutilados de guerra y ayudarles a superar su minusvalía. Es uno de los seis miembros fundadores de la denominada Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas, que fue propuesto al Premio Nobel de la Paz en 1997. El proyecto ha contado con el apoyo del Ministerio belga de Asuntos Exteriores y el Centro Nacional de la Cinematografía de Francia. Además de Fernando Trueba y Bertrand Tavernier participan en Silencio, se mata Volker SchIöndorff (Alemania), Jaco van Dormael (Bélgica), Rithy Panh (Camboya), Youssef Chahine (Egipto), Mathieu Kassovitz (Francia), Coline Serreau. (Francia), Pierre Jolivet (Francia) y Pavel Lounguine (Rusia).

Fernando Trueba ha elegido Bosnia como escenario de su historia. En la frontera con Croacia, en las localidades de Bihac y Velika-Kladusa, zona especialmente castigada con la siembra de minas antipersonas, el director español rodó durante tres días en agosto, junto al joven actor Fernando Ramallo, el protagonista de La buena, vida -filme dirigido por David Trueba- "Handicap International nos dio completa libertad a la hora de enfocar las historias. Pensé y planteé una idea muy simple: viajar con un actor adolescente occidental para dialogar en Bosnia con jóvenes de su edad que hubieran sufrido las consecuencias de las minas antipersonas", señalaba ayer Fernando Trueba, que todavía se escalofría cuando piensa en la normalidad de las tumbas que siembran los jardines y huertas de las casas bosnias.

El realizador de Two much rodó las explicaciones, los sentimientos y los cambios en la vida que han experimentado una decena de jóvenes con pies amputados o sin ambas piernas, mutilados por algunas de las 50 minas que explosionan semanalmente en algún lugar de Bosnia -cada semana, estos artefactos matan o mutilan a 500 personas en todo el mundo, en el que se calcula que hay diseminadas un total de 120 millones de este tipo de armas-. "Todos estos jóvenes fueron dañados en los alrededores de su casa mientras jugaban por los jardines", recuerda espeluznado Fernando Trueba. "Ha sido una experiencia tremenda, nunca me había encontrado en un sitio supuestamente en paz, en el que nadie cree en esa paz; es una paz impuesta y frágil, cuya demostración más patente es la presencia de las fuerzas militares internacionales", explica el director. Para Trueba, los medios occidentales han desinformado de la situación real que sigue viviendo Bosnia, "orgullosos del papel de nuestras fuerzas militares en la zona". "La realidad es que Europa ha dejado que pasen cosas en Bosnia", asegura el cineasta, todavía bajo los efectos de la impresión que le ha causado la lectura el fin de semana pasado de un artículo sobre Bosnia escrito por Bianca Jagger, ex mujer d. Mike Jagger, cantante de The Rolling Stones, y publicado en el semanario The European.

¿Servirá para algo? Quien contesta es Bertrand Tavernier: "Es difícil conocer de antemano el impacto de una obra. Aunque sólo provoque la toma de conciencia a un 10% de la gente que lo pueda ver, habremos ganado la batalla. Con estos filmes, los cineastas tomaremos la palabra. Como dijo Renoir, es necesario creer que se puede cambiar el mundo, incluso con 10 personas".

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