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La resistible pujada de J. M. Pujals

Vicente Molina Foix

Alguien que sufrió mucho, pero menos, antes, durante y después del parto de un teatro nacional, fue Laurence Olivier y lo cuenta con un amplio disparo de anécdotas en sus dos libros memoriales, Confesiones de un actor y Sobre la interpretación. Una vez creado y ya en funcionamiento, escribe Olivier: "Hoy el National Theatre es el sabor del mes, mañana lo será la Royal Shakespeare. Nada malo hay en ello, desde luego. La rivalidad en el teatro es muy sana y sólo puede conducir a un trabajo superior". Vista desde el puente, es decir, sin estar uno mismo chapoteando en las aguas parece que muy turbias del proceloso río teatral catalán, la caída de FIotats parece esencialmente un problema de rivalidades mal resuelto por las tres bandas y entre todos los bandos. Mientras en Madrid, donde escribo, los periodistas recogían entre los profesionales consultados un sentimiento general de tristeza y repulsa, casi todas las voces catalanas manifestaban alivio, cuando no un vibrante himno de júbilo, al modo juglaresco medieval. Naturalmente, la capacidad de todo personaje para concitar odios ha de ser tenida en cuenta a la hora de designarle para cualquier tarea expuesta al escrutinio público, pero ¿es la antipatía o la jactancia, el mero hecho de caer mal, razón para que un cumplidor eficaz de su trabajo sea despedido?Soy un admirador rendido del talento de Flotats, a quien tengo por uno de los más grandes, intérpretes europeos del momento y un excelente director y forjador de actores, y he seguido con interés y placer su carrera desde que se instaló en Barcelona. Probablemente Flotats sea, con José Luis Gómez en su más modesto Teatro, de la Abadía, el último representante de la gloriosa estirpe del actor-manager, una figura asociada históricamente al gran teatro occidental (Shakespeare y Moliére hasta Barrault, la Xirgu, Orson Welles ...), en la que, no sólo por el temperamento excesivo del gran histrión con poderes de decisión y administración, es fácil que se den las intemperancias del genio. Pero eso justamente es lo que quiso Pujol, y su señora aun mas: traerse a un genio vivo a Cataluña, aceptando contractualmente sus requerimientos, por grandiosos o extravagantes que fuesen.

En la destitución o "desistimiento" de Flotats anunciada por su rival Pujals, otro tipo de genio, en el sentido áspero del término, no se ha dicho que el actor incurriera en malversación de fondos o irregularidades contables, ni que su tarea de gestión y programación le resulte al Gobierno que le nombró deficiente. El consejero de Cultura explicó simplemente que había "perdido la confianza" en Flotats, algo -y esto es importante aclararlo para que la terrible corrupción semántica del dialecto político no nos ahogue a todos- que se puede echar en cara a una novia o al miembro de un gobierno o un partido en el poder, pero no a un artista independiente a quien se ha encomendado por ser quien es una labor artística. Es probable que las palabras sarcásticas contra sus enemigos que Flotats pronunció la noche de la inauguración del TNC fuesen un imprudente gesto de arrogancia; pero ¿son motivo para que pierda de forma tan brutal el trabajo al que ha dedicado 14 años de su vida?

¿0 se le destituye por una culpa propia envuelta en miedo? El Gobierno, no Flotats, ha construido un centro envidiable y tal vez desmesurado al que ahora debe dotar de 1.500 millones anuales para su justo funcionamiento, lo. cual despierta entre los rivales del teatro catalán lógicos recelos. Asustados por la presión privada -legítima, quede claro, pues el teatro no sólo puede subsistir subvencionado- Pujals toma la decisión de repartir, mutilar y rebajar el TNC, y de paso los humos de su director-fundador. Es un ejemplo hiriente de injerencia en las artes, de confusión respecto a lo que es una política cultural al servicio público, y de mala previsión, que se hace pagar al bufón impertinente de una corte de los milagros.

¿Pujada (subida) de Pujals frente. a un Flotats por tierra, o pujolada? También el president ha metido la pata últimamente invocando el espectro de Wifredo el Velloso y recomendando el karaoke a los que no entienden el catalán, pero él, por lo visto, mantiene íntegra toda su confianza.

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