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GENTE

AFICIONADO MACABRO

El salvaje mordisco que el boxeador Mike Tyson le propinó a su rival Evander Holyfield en la final del Campeonato Mundial de los pesos pesados hace un mes, con el que le arrancó un pedazo de la oreja derecha, provocó un estremecimiento de repelús a todo el mundo, menos, según parece, a un empleado del hotel de Las Vegas (EE UU) en el que se celebró el combate. Este trabajador recogió cuidadosamente el fragmento de cartílago de Holyfield que Tyson escupió con displicencia a la lona y ahora lo ha vendido por 18.000 dólares (unas 900.000 pesetas) al financiero neoyorquino Pete Stevens, un forofo del boxeo, que lo quiere para su colección privada. "Sé que muchos dirán que estoy enfermo, pero todo el mundo colecciona tarjetas y camisetas de béisbol", se defiende Stevens. Por si acaso, ya ha pedido a un amigo cirujano que identifique el trozo de oreja, conservada en formol. Nunca se sabe lo que podrá valer en el futuro semejante reliquia-

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