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TRAGEDIA EN VALENCIA

Mueren 18 trabajadores en los astilleros de Valencia al incendiarse un buque en construcción

La chispa de un soplete mientras se cargaba combustible, posible causa del siniestro

Una ola de fuego y humo "como la de la bomba atómica". Así describía un testigo el incendio del Proof Spirit, un buque en construcción en los astilleros de la Unión Naval de Levante, en el que murieron 18 trabajadores y resultaron heridas otras diez personas, entre ellas dos de los bomberos que acudieron a extinguir las llamas. Casi todas las víctimas perecieron asfixiadas por la densa humareda que inundó las entrañas del buque, convertido en una ratonera infernal que hacía igualmente imposibles la huida y los trabajos de rescate. Un derrame de combustible sobre el que prendió la chispa de un soplete pudo causar la catástrofe, según apuntó el delegado del Gobierno, Carlos González Cepeda, que ha garantizado una exhaustiva investigación.

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Las víctimas pertenecían a empresas de Valencia, Madrid, Bilbao y Gijón

El incendio empezó sobre las 11.30 horas en la sala de máquinas del barco, un carguero de 6.300 toneladas de peso muerto, 107 metros de eslora y 15,9 de manga, cuyo destino iba a ser el transporte de líquidos a granel y que estaba atracado en los muelles de los astilleros de Unión Naval de Levante. Aunque no se ha emitido una información oficial sobre las causas del incendio, en el momento del siniestro se estaban realizando la tareas de carga de combustible en el navío. El Proof Spirit, fondeado en el muelle Armamento de los astilleros Unión Naval, ya había sido botado y sus tanques se estaban llenando de gasóleo para hacer las pruebas finales de funcionamiento. Según explicó uno de los obreros que trabajaban en el carguero siniestrado, durante las tareas de carga se soltó una brida, el gasóleo se esparció y una chispa provocó una explosión.La cortina de fuego elevó la temperatura convirtiendo en un infierno la segunda y la tercera bodegas del buque, donde trabajaban la mayoría de los operarios fallecidos. "Todo se ha llenado de humo negro y pegajoso en un insante", relataba con la mascarilla aún colgada del cuello uno de los trabajadores que se encontraba en la cubierta del barco.

Aunque los bomberos llegaron al lugar de la catástrofe con rapidez, el laberíntico interior del buque dificultó las tareas de rescate, que se prolongaron durante tres horas. Cuando el humo se disipó, los equipos de rescate comenzaron a extraer los cadáveres del interior del barco. Bomberos, agentes del Cuerpo Nacional de Policía y efectivos de los servicios de urgencia sacaron 17 cuerpos que quedaron depositados en una nave del puerto. El último murió en el hospital La Fe. Excepto algunos cuerpos que se encontraron aislados, "estaban todos unos encima de otros. Cuando se hizo la luz el panorama era desolador", comentó el sargento José Peris.

A última hora, tan sólo dos de los 10 heridos, siete de los cuales fueron atendidos en el Hospital Clínico Universitario y otros tres en La Fe, permanecían ingresados, uno de ellos en estado grave. Los demás habían sido dados de alta e incluso los dos bomberos pudieron reincorporarse a las tareas de rescate.

Llamadas de angustia

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Tras las primeras noticias del siniestro, numerosos familiares de trabajadores del astillero se trasladaron al puerto, donde se vivieron escenas de enorme angustia. La centralita telefónica de Unión Naval quedó colapsada con las llamadas en demanda de información sobre las víctimas del incendio del Proof Spirit. Numerosas personas, entre las que había muchos antiguos trabajadores de Unión Naval, se concentraron en las puertas de la empresa.Pese a la gravedad del accidente, la evacuación del buque siniestrado se realizó con relativa rapidez. "Nadie se ha asustado", explicaba un joven trabajador que estaba en la sala donde se inició el fuego, todavía conmocionado por lo sucedido. Uno de los bomberos, a su vez, señaló que la posición en que fueron hallados los cuerpos de la mayor parte de las víctimas indicaba que intentaron huir del interior del buque. Los cadáveres no estaban calcinados. El humo del incendio en las entrañas del barco bastó para acabar con las vidas de los trabajadores.Inspectores de seguridad e higiene en el trabajo e ingenieros navales examinaban en la tarde de ayer el interior del barco siniestrado. "Es una ratonera", repetían varios trabajadores. Uno de ellos describió la sala donde se produjo el accidente como un "compartimento metálico, lleno de cables, donde hace un calor asfixiante y sin luz".

Vicente García, director adjunto de Unión Naval del Levante, explicó que esa cámara, situada en las entrañas del buque, más cerca de la popa que de la proa, está estructurada en cuatro niveles. En el momento del accidente había en el barco 200 operarios, de los que 50 se encontraban en la sala de máquinas. La mayoría de los muertos trabajaban en el nivel más bajo. Entre las víctimas hay trabajadores de la propia Unión Naval y de las empresas subcontratistas Insertank, Inelca y Alfa Naval.

El delegado del Gobierno, Carlos González Cepeda, apuntó que la explicación inicial sobre la que se trabaja es que la chispa de un soplete causó el incendio. Sin embargo, se ha abierto una investigación en el juzgado número 9 de Valencia.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana; el director general de la Policía, Juan Cotino, y otros cargos públicos acudieron de inmediato al puerto. El vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, se puso en contacto con las autoridades regionales para ofrecerles ayuda. Los Reyes enviaron un telegrama de pésame a Zaplana, que también recibió una llamada del presidente del Gobierno, José María Aznar.

Los cadáveres de las 18 víctimas fueron traslados a primera hora de la tarde al Instituto Anatómico Forense de Valencia, donde se vivieron escenas de dolor. Estaba previsto que la capilla ardiente quedara instalada anoche en las Reales Atarazanas. Los funerales por las víctimas se celebrarán hoy, viernes, con la asistencia del príncipe Felipe, la infanta Cristina y el ministro de Trabajo, Javier Arenas. El Ayuntamiento de Valencia ha decretado dos días de luto.

El incendio que sufrió el buque de la Unión Naval de Levante es el más grave de los siniestros de este tipo ocurridos en España o en barcos españoles desde hace 12 años. En este periodo, 53 personas, incluidas las fallecidas ayer, han perdido la vida. El accidente más grave fue el que causó la muerte de 21 personas al explotar dos petroleros, uno de bandera española y otro panameña, en Algeciras el 26 de mayo de 1985 a causa de una mezcla de gas y aire durante la descarga de nafta del barco panameño.

El 15 de mayo de 1989, cuatro trabajadores murieron en una explosión ocurrida a bordo del buque oceanográfico español Cornide de Saavedra mientras era reparado en los astilleros Paulino Freire, en Vigo (Pontevedra). El 30 de mayo de 1990, un cabo y dos marineros murieron en el incendio de la fragata Cataluña, atracada en El Ferrol (La Coruña).

Los otros tres accidentes, con seis víctimas mortales, sucedieron entre septiembre y noviembre del año pasado. El 19 de septiembre, tres marineros españoles murieron carbonizados en un incendio en las cocinas del buque marisquero onubense Temereli en el puerto angoleño de Luanda. El 14 de octubre, un ingeniero falleció en un fuego originado en el buque aljibe Brunito, en Gibraltar. El 21 de noviembre, dos trabajadores de la empresa Vulcano perecieron al estallar un buque en reparación en el astillero de Vigo.

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