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El hermano de Hillary Clinton en el equipo de abogados que exigen indemnizaciones a las tabaqueras

La Casa Blanca tiene un espía en la primera fila de las negociaciones que los ejecutivos de las empresas tabaqueras mantienen con fiscales de Estados que reclaman compensaciones económicas por el gastó de las enfermedades de los fumadores. Hugh Rodham, hermano de la Primera Dama, Hillary Rodham Clinton, forma parte del grupo de abogados presentes en el intento de anular las demandas contra la industria a cambio de que ésta financie un fondo de 43 billones de pesetas para indemnizar a los afectados.La presencia de Hugh Rodham, que participó hace 18 meses en una coalición de despachos de abogados que trataron de impulsar una demanda colectiva contra, la industria, ha sido recibida con sorpresa por otros participantes en las reuniones. La envergadura de la operación y sus repercusiones económicas y sociales ya habían llevado a la Casa Blanca a enviar a las reuniones a Bruce Lindsey, responsable del servicio jurídico presidencial. Pero el papel que el hermano de la Primera Dama pueda asumir en las negociaciones introduce una nueva dimensión y confirma que el acuerdo al que podría llegarse supera el marco de abogados y ejecutivos y debería contar con el respaldo del Congreso y de la Casa Blanca.

La posibilidad de acuerdo se ve complicada por las críticas que indican que la industria trata de comprar su inmunidad frente a todo tipo de demandas en los tribunales a cambio del fondo multimillonario y de otras concesiones. A partir de hoy, la Asociación Americana del Pulmón lanza una campaña de anuncios en los que se da la alarma sobre un eventual acuerdo: "El Gran Tabaco quiere colarse en el siglo XXI con inmunidad y sin regulación", dice el texto de la publicidad.

Mientras tanto, en la industria ha surgido una nueva posibilidad de grieta interna: Philip Morris, que controla el 50 % del mercado, podría permitirse el lujo de no subir el precio de las cajetillas en 50 centavos (72 pesetas), una medida que el resto de las tabaqueras necesitarían para reunir el fondo de indemnizaciones de la manera menos dolorosa para sus cuentas. Si Philip Morris, no subiera los precios, la competencia sufriría claramente las consecuencias.

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