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ELECCIONES EE UU 1996

El voto consagra la división del poder en EE UU

Clinton refuerza su poder y los republicanos mantienen el control del Congreso

Antonio Caño

Los principales dirigentes de la oposición prometieron darle al presidente una pequeña luna de miel en la que todos se esfuercen por buscar los aspectos en que coinciden. "Creo que deberíamos trabajar con él, darle una oportunidad de que dirija al país en la dirección en que ha prometido en la campaña. Y si lo hace así, tendríamos que ser capaces de encontrar un terreno común para hacer las cosas que Estados Unidos necesita en el año 1997", manifestó Newt Gingrich, quien vuelve a ser el principal interlocutor republicano como presidente de una Cámara de Representantes en la que los conservadores pierden algunos escaños pero siguen dominando.Los republicanos, en cambio, mejoran ligeramente su posición en el Senado, que toma también un cariz más derechista, si se juzga por las ideas de sus nuevos miembros. El líder de la mayoría republicana en la Cámara alta, Trent Lott, prometió también colaborar con el presidente "si es sincero sobre las posiciones que ha tomado durante la campaña".

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Pero todo el mundo sabe que las promesas de colaboración chocarán muy pronto con la dura realidad que viene por delante: comisiones de investigación sobre la conducta de Clinton, presupuesto, reducción de impuestos y polémicas decisiones de política exterior, como la extensión del plazo para el estacionamiento de tropas estadounidenses en Bosnia.

Advertencia republicana

El propio Lott ha advertido: "Si Clinton vuelve a la forma en que actuó en los primeros dos años de Estado gigantesco, Estado interventor y aumentos de impuestos, nosotros por supuesto estamos preparados para plantearle batalla". El líder de la mayoría en el Senado anunció, para empezar, que el comité de Comercio podría abrir, en cuanto empiece el próximo curso político, una investigación sobre las denuncias de financiación ilegal de la campaña electoral del Partido Demócrata.

Clinton regresó ayer a Washington desde Little Rock para disfrutar, aunque sea por unos días, de su rotundo triunfo. El presidente ganó en 31 de los 50 Estados del país y consiguió 379 compromisarios, lo que supone una ventaja apabullante en términos de votos electorales sobre Bob Dole, que sólo obtuvo 159 compromisarios. Los compromisarios son los que formalmente votan por el presidente.

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En cuanto a votos populares, todavía era incierto anoche si Clinton sobrepasaría la barrera psicológica del 50%, lo que en el último medio siglo sólo ha alcanzado otro presidente demócrata, Lyndon Johnson. En todo caso, de no llegar a la mitad de los votos, Clinton se quedaría sólo a unos pocos miles de sufragios de esa cifra, y con ocho puntos de ventaja sobre el candidato republicano. No se trata de un resultado humillante para Dole, pero sí, como coinciden los principales medios de comunicación norteamericanos, de un triunfo holgado y contundente.

"Creo que el presidente siente que ha conseguido un fuerte mandato del pueblo norteamericano para completar su programa en los próximo cuatro años", declaró el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Leon Panetta.

Bob Dole recuperó en el último momento el tono caballeroso que le había distinguido a lo largo de su carrera para aceptar elegantemente su derrota. "Duele perder una elección", admitió, "pero les pido que se mantengan unidos para pelear por las buenas causas". Dole amaneció ayer sin trabajo después de medio siglo de dedicación a la política. Pero quizás esa situación no se prolongue demasiado, porque es probable que Clinton le encargue algún cometido en su siguiente Administración.

Ayer mismo comenzaron a circular las noticias sobre los próximo relevos: el secretario de Estado, Warren Christopher, y el secretario de Comercio, Mickey Kantor, fueron los primeros que comunicaron al presidente su intención de abandonar la Administración. El secretario de Defensa, William Perry, por su parte, dijo que hablaría con el presidente sobre su futuro a finales de esta semana.

Triunfo de las encuestas

Las elecciones del martes, que suponen, entre otras cosas, el triunfo de los métodos de encuestación, dan al presidente Clinton la posibilidad de empezar de nuevo sin repetir los errores que convirtieron en un calvario sus dos primeros anos de gestión. Más maduro, más experimentado y más convencido de la necesidad de ocupar el centro político, Clinton tiene ahora la oportunidad de pasar a la historia como uno de los más importantes presidentes de su partido.

Los republicanos, por supuesto, tratarán de impedirlo. Pero también ellos han aprendido de lo caro que se pagan los extremismos en Washington. Al controlar el Congreso, el Partido Republicano seguirá determinando la agenda política del país, pero ahora deberá hacerlo de forma más prudente, más negociada, con mayor respeto a la posición de la Casa Blanca.

Una de las mayores incertidumbres de los próximos cuatro años es el destino de las investigaciones sobre corrupción. Cualquiera de los casos abiertos (Whitewater, Filegate, Conexión Asiática) tiene potencial suficiente para destruir el segundo mandato de Bill Clinton.

Christopher dice adiós

El secretario de Estado, Warren Christopher, ha sido el primer miembro del Gabinete que presentó la dimisión inmediatamente después de conocerse la reelección de Bill Clinton. Otros muchos cambios de altos cargos se esperan para antes de que Clinton retome posesión, el próximo 20 de enero.Christopher viajó el martes a Little Rock para comunicarle a Clinton su decisión de abandonar, aunque seguirá en el cargo hasta la formación del próximo Gobierno.

Madeleine Albright, embajadora ante la ONU; Richard Holbrook, el arquitecto de los acuerdos de paz en Bosnia, y el ex senador George Mitchell, actual mediador en Irlanda del Norte, son los nombres que más se mencionan para conducir en el futuro la política exterior de EE UU.

El secretario de Defensa, William Perry, rectificó anoche a las fuentes del Pentágono que habían anunciado su renuncia y dijo que discutiría su futuro con el presidente en los próximos días. "No he entregado una carta de dimisión. A finales de semana discutiré con él lo que pienso hacer y lo que él querría que hiciese", afirmó.

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