Trabajar o jugar
Diariamente, prestigiosos medios de comunicación difunden algunos mensajes publicitarios que puede parecer que plantean un posible dilema decisorio a distintos colectivos de trabajadores (peluqueras, mecánicos) de elegir entre el trabajo que describen, muchas veces agotador, modesto y poco productivo, y la posibilidad alternativa de hacerse fácilmente millonarios. Y con el mayor respeto y admiración para la entidad benéfica promotora, que sabemos propicia el trabajo de sus numerosos afiliados como factor esencial de promoción social y dignidad humana, podría, posiblemente, no resultar del todo adecuada la línea argumental de este tipo de publicidad por el riesgo de que pudieran interpretarse dichos anuncios como hipotéticas sugerencias de pautas modélicas de conducta general que contrapongan el esfuerzo laboral frente a un cómodo juego aleatorio. Todo ello, además, por el presunto desánimo que podría acarrear para los sectores de población más sensibles e influenciables y también para los que, por ahora, afortunadamente, trabajamos. En un país afectado por el paro, calificado injustamente por extraños de indolente, inventor y ejerciente de la siesta, si no trabajan los que puedan hacerlo y se les anima para ello, difícilmente se alcanzarán los objetivos de convergencia de la UE.-