_
_
_
_
_

Un bronce para dos

Garralda ha dado a Masip la mitad de la medalla olímpica que ganó con el equipo de balonmano

Una medalla olímpica es el galardón más preciado en el palmarés de cualquier deportista. Sin embargo, Mateo Garralda sólo guardará la mitad de la que consiguió en los Juegos Olímpicos de Atlanta el pasado verano. España ganó el bronce tras doblegar a Francia en el partido por el tercer y el cuarto puesto del torneo de balonmano. Pero Garralda, de 26 años, recogió su medalla en Atlanta y al llegar a España cumplió la promesa que le había hecho a su amigo Enric Masip, ausente del torneo por lesión. Cogió la medalla y la partió al bíes. Él se quedó la cara y le dio la cruz a Masip. "Es mi amigo y se la merecía", comentó simplemente el jugador vasco.

No poder acudir a los JJ OO de Atlanta fue para Masip una decepción de las que no se olvidan. Tiene 27 años recién cumplidos y llevaba ocho instalado en la selección española, sin faItar prácticamente a ninguna de sus citas internacionales. "Cuando finalmente supe que mi lesión [fractura del quinto metatarsiano del pie derecho] no evolucionaba bien y decidí no viajar a Atlanta, el resto del equipo concluía la concentración de Sierra Nevada, previa a los Juegos. Y allí mismo, Mateo me dijo que si ganaban una medalla me daría la mitad", explica Masip. "Estás loco, le respondí".

Esas cosas habitualmente se dicen, pero nunca se acaban cumpliendo. El caso de Garralda fue una excepción. Y realmente, el lateral del Barcelona -juega en el mismo equipo que Masip- asumió desde el primer momento la decisión que había tomado. "Incluso cuando recogimos la medalla en Atlanta, desde el mismo podio, le indiqué a Enric que la mitad de la medalla era suya cuando la televisión me enfocó en primer plano", reflexiona Garralda. Curiosamente, Masip no lo vio, pero su esposa Rosa sí y se lo comentó.

Para un deportista de élite, desprenderse de la mitad de su trofeo más preciado no es un hecho corriente. Es algo que cuesta y de lo que, probablemente no hay ningún precedente. Pero Garralda tuvo siempre las ideas muy claras. "Cuando regresé de Atlanta mi familia me hacía reflexiones sobre mi acto. Yo nunca dudé. Consulté a un amigo joyero y se negó a cortar la medalla porque era difícil. Pero ya en Barcelona acudí a un orfebre y aceptó el trabajo. Estuvo varios días, la serró a mano y dijo que le había resultado costoso", añade Mateo.

Garralda asegura que Masip se merecía la medalla porque había estado con el equipo cuando España ganó a Suecia en el Europeo en junio y dio un paso decisivo pata lograr la clasificación olímpica. "Aparte, somos muy amigos", dice. Los dos jugadores se conocieron en 1985, cuando ambos eran juveniles, y estuvieron juntos en el Granollers cuatro temporadas. Después siguieron coincidiendo en la selección, hasta que el año pasado se encontraron en el Barcelona.

"Sólo él podía hacerlo", afirma Masip, que recibió la medalla ya cortada y enmarcada en un cuadro de madera con fondo de terciopelo rojo. "¿Si la siento mía?. Sí, porque he estado muchos años con la selección persiguiéndola, y colaboré incluso en la clasificación olímpica. No, porque, aunque hice lo posible para estar allí, no la he ganado. Pero me ilusiona tenerla tanto por la medalla en sí como porque me la ha dado Mateo"

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_