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Las privatizaciones pasan su primer examen en Bruselas

Xavier Vidal-Folch

La política de privatizaciones del Gobierno del PP pasó ayer un primer examen del comisario europeo de la Competencia, el socialista Karel van Miert, quien dijo contemplarla "con simpatía" porque puede redundar en una mayor competitividad de la economía española. El ministro de Industria, Josep Piqué, no descartó que el Estado mantenga temporalmente el control de las decisiones de alguna de las empresas privatizadas.Piqué, sabedor de que algunas de las privatizaciones le crearán problemas con Bruselas, viajó con mucha antelación para vender el producto a Van Miert. El comisario compró la idea, satisfecho, y aseguró que apoyaría "los esfuerzos por hacer más competitiva la economía española" que pueden suponer las ventas de empresas públicas, aunque recordó que Bruselas no tiene atribuciones sobre ellas y que no es contraria a que el Estado mantenga "participaciones decisivas".

A la pregunta de si las privatizaciones no acabarán a la larga borrando no ya sólo el control, sino incluso toda presencia española en compañías estratégicas, dada la negativa del Gobierno a practicar una política de núcleos duros y la decreciente voluntad industrial de la banca española, Piqué respondió que se trata de un dilema "insoluble". Entre otras razones, porque los núcleos estables pueden conducir a la oligopolización, y porque esos núcleos no son eternos.

El dilema hay que abordarlo, sostuvo, desde la "neutralidad" del Gobierno, principio que se aplicará a "los procesos de privatización que pasen por el mercado de valores"; o desde el "intento de conseguir proyectos empresariales estables" cuando el método privatizador no pase por la Bolsa.

Amadeo Petitbó, presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, advirtió ayer en Barcelona del riesgo de las privatizaciones si previamente no se ha liberalizado el sector de las empresas afectadas. En su opinión, uno de los riesgos de las privatizaciones es "el posible incremento de poder de monopolio o de concentración que pueden acabar obteniendo determinados grupos empresariales en los sectores en que operan". Y recordó que los efectos negativos de los monopolios son mayores si pertenecen a las empresas privadas, porque las públicas están sometidas a una mayor regulación y control.

El presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia hizo estas manifestaciones en el curso sobre El futuro del Estado de bienestar, que dirige el catedrático Antoni Castells, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Barcelona.

La tesis de Petitbó es que lo fundamental es liberalizar para aumentar la competencia y la eficiencia de las empresas. Considera que la privatización por sí sola no es el único instrumento para conseguir mayor eficiencia. "En cualquier caso", precisó, "el orden del proceso es claro: primero introducir la competencia y luego privatizar las empresas o dejarlas en el sector público. Las empresas deben ser capaces de maximizar sus beneficios en un entorno competitivo desregulado".

Petitbó expresó especialmente su preocupación por el proceso de privatización de Enagas, Gas Natural y Aldeasa. Señaló que a pesar de las recientes medidas de liberalización de la infraestructura de gas natural, este sector no está aún dotado de una regulación clara. El real decreto de liberalización de este sector "adolece de ambigüedades e indeterminaciones."Sería preciso", añadió, "antes de privatizar totalmente las citadas empresas proceder a la ordenación del sector y hacer los pertinentes ejercicios de simulación sobre los resultados posibles de escenarios alternativos".

La preocupación del tribunal la motiva que Repsol, Enagas y Gas Natural comercializan productos sustitutivos y "tales empresas están controladas por los mismos empresarios".

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