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FÚTBOL 41ª JORNADA DE LIGA

El Sevilla se castiga con el empate en Santiago

El Sevilla no supo ganarse el derecho a la tranquilidad en la última jornada y tendrá que jugarse la carta definitiva el próximo domingo ante el Salamanca en el Sánchez Pizjuán. El empate fue el justo castigo para un equipo que debía luchar por la victoria y salió al campo con intenciones muy conservadoras. El Compostela estuvo a punto de estropear todavía más el panorama a los sevillistas, pero fue indulgente con su rival y desperdició una. ocasión dé gol pintiparada en el último minuto del partido.Lo peor que puede pasarle al un espectador de fútbol sucedió ayer en San Lázaro. Coincidieron sobre el campo un equipo que sólo se jugaba la honrilla y otro que luchaba por evitar la promoción. La falta de tensión de los jugadores del Compostela no permitía un choque vibrante y el temor que atenazaba a los sevillistas impedía un partido abierto. El resultado lógico fue el aburrimiento. Sólo el movimiento del marcador electrónico animó la tarde invernal en San Lázaro. El público celebraba los goles del Celta en Barcelona y el banquillo del Sevilla miraba de reojo lo que hacían sus rivales en otros campos.

El Sevilla, sin Suker, volvió a mostrar su cara más antipática. Espárrago decidió no arriesgar y dispuso una nutrida defensa para evitar sorpresas. Hasta seis hombres se amontonaban en la retaguardia sevillista para intentar frenar a los dos delanteros rivales. Como suele suceder en estas ocasiones, el problema fue que el centro del campo quedó despoblado y en manos del Compostela. Los dos puntas del Sevilla, Monchu y Moya, se pasaron el primer tiempo sin tocar bola. Aun así, al cuarto de hora de partido Moya tuvo la ocasión de adelantar a su equipo, pero su escapada en solitario la culminó con un flojo disparo que desvió Falagán.

Enfrente, el Compostela luchaba por celebrar una fiesta en su último partido en San Lázaro de una temporada que puede considerarse histórica. Pero la mala trayectoria del equipo en los últimos meses ha quitado las ganas de una celebración demasiado ruidosa.

El técnico local, Fernando Vázquez, decidió aprovechar la tranquilidad clasificatoria para rendir homenaje a dos jugadores que terminaban su estancia en Santiago. Abadía y Tocornal pudieron así despedirse de la afición y contribuyeron a animar algo el alicaído ambiente.

En la segunda mitad, el Sevilla se despertó, sin duda espoleado por los resultados de otros campos. Pero el partido ya no llegó a nada más.

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