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Juan Miñana recrea una Barcelona tierna de barrios duros en 'La playa de Pekín'

Juan Miñana acaba de publicar La playa de Pekín (Planeta), una novela "para quienes creen que debajo del asfalto todavía hay playas... ", según reza la portada. Miñana, autor de La claque y de El Jacquemart, ha optado en esta ocasión por tramar una historia contemporánea, con una playa olvidada en primer término, una Barcelona tierna de barrios duros y un cuadro del pintor Nonell sobre lan paisaje sórdido titulado La playa de Pekín."Si elegí el cuadro de Nonell como eje de la novela fue porque la estética de este pintor es muy afín a la ética de los personajes de mi novela", comenta Miñana. "La vida. de Nonell, además, encaja muy bien con la búsqueda de la belleza en lugares exóticos".

La playa de Pekín es, pues, un cuadro de Nonell, pero es también una parte olvidada de Barcelona, una playa cercana a la Villa Olímpica en la que, en el siglo pasado, se instalaron algunas familias chinas que habían llegado desde Estados Unidos para construir el tren entre Barcelona y Mataró. "Me gusta imaginar ese lugar tan suburbial y pensar que alguien como Nonell lo utilizaba para soñar la luz", comenta Miñana.

En La playa de Pekín se alternan, siempre alrededor de la historia del cuadro de Nonell, las voces de una estudiante española en Boston y la de un amigo peculiar, Matías Briz, que trabaja en el hotel Oriente de las Ramblas. "Mi interés en La playa de Pekín ha sido construir una historia a tres niveles", señala. "El primer nivel es el del topónimo de la playa, que me parece muy significativo. El segundo es el título del cuadro de Nonell, que me interesa por lo que tiene de lugar exótico para la búsqueda de la belleza. Por último, he convertido este lugar en un espacio más íntimo y melancólico, el que representa aquellas cosas que no están en venta".

No duda Miñana en definir lo que acontece en La playa de Pekín como "una historia de amor, aunque con una pequeña trampa". La trampa consiste "en un pacto extraño entre la gente joven, esos jasps tan pragmáticos, y la gente no tan joven, esos cuarentones que sueñan con la utopía". Lo que ha hecho Miñana ha sido juntarlos y darle a la historia un final con un cierto sabor ácrata, ya que queda claro que no todo está en venta".

En la piel de una mujer

Afirma Miñana que ha construido el personaje de Matías Briz a partir de muchos personajes auténticos que ha conocido. "Eran personajes que soñaban con dar la vuelta al mundo y que al cabo de los años te los encuentras de camareros en La Rambla. os que más me interesan son los más patéticos". "De todos modos", precisa Miñana, "he querio hacer justicia poética con esos personajes".Por primera vez en su carrera e narrador, Miñana se ha metio en la piel de un personaje femenino: Sofía. "No me ha resulado difícil, señala, "ya que en el fondo es una cuestión de sensibilidad". Una lengua diáfana, adaptada a la contemporaneidad de lo que describe, ha sido el objetivo de Miñana en esta novela. "Quería quitarme de encima de una vez la etiqueta de barroco", señala.

Aunque La playa de Pekín se sitúa en barrios sórdidos de Barcelona, Miñana no ha querido resaltar este aspecto. "Conozco muy bien esta Barcelona", afirma, "ya que viví allí durante más de 20 años. Me propuse, sin embargo, huir de la novela urbana truculenta", comenta.

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