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"No sé si creía" dice el cura que oficiará el funeral

Jarnac tiene poco menos de 5.000 habitantes, como confesaba ayer una pizca molesto su alcalde, "nunca habían hablado de nosotros en la televisión, pero ahora, en cuestión de dos días, lo han hecho tanto que la gente va a acabar harta de nuestro pueblo". La inhumación de los restos mortales del ex presidente François Mitterrand en el cementerio de la, Grand Maisons y las ceremonias religiosas y protocolarias previas al entierro propiamente dicho han conseguido que hoy se espere en Jarnac a más de 20.000 personas, a centenares de fotógrafos y cámaras de televisión y que, por unas horas, una plaza en un balcón delante de la iglesia de Saint-Pierre o frente al cementerio se alquile por 5.000, 10.000 o incluso 20.000 francos (unas 480.000 pesetas).La familia quería que los actos en Jarnac fueran íntimos. No ha podido ser. El ataúd será recibido con honores militares en el aeropuerto de la vecina Cognac y escoltado hasta la plaza del Cháteau, ya en Jarnac, donde un regimiento especial integrado por miembros de las distintas armas tocará en su memoria. Luego el ataúd será llevado a hombros por alumnos de las. llamadas Grandes Ecoles por la estrecha y peatonal calle Mayor, hasta llegar a la iglesia.Un cristiano cualquiera

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"Yo no entierro a un hombre de Estado, sino a un cristiano como otro cualquiera", dice Jacques Fau, un capellán de 73 años, que admite haber ha blado con Mitterrand en sólo cinco ocasiones. "Una vez vino a visitar la cripta de Saint-Pierre y estuvimos charlando sobre la iconografía que la decora, de los frescos de san Nicolás resucitando a tres niños y de san Miguel que, en la puerta del paraíso, pesa las almas". El Evangelio según san Juan será leído hoy para recordar que "hay que amar con palabras, pero también con actos".

Maurice Voiron, el alcalde, cree que "lo más duro es actuar como tapón, defendiendo los intereses de la familia frente a los del Elíseo". En Saint-Pierre, una vez añadidas sillas, plegables, caben 400 personas. Sólo de París como amigos íntimos, ya acude un avión con 160, y en Jarnac sigue viviendo parte de la numerosa familia de Mitterrand. Seis de sus siete hermanos siguen con vida.

Aunque Fau asegure que oficiará "de la misma manera. que con las otras 50 personas que entierra cada año, para Helene Durepaire este entierro es distinto: "Cuando se muere alguien del pueblo voy a misa. Esta vez no me dejarán entrar. Cuando era pequeña fui a la escuela con él, con Mitterrand, tengo su misma edad, pero ahora no nos permiten despedirnos".

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