Sin acariciar figuras fálicas
Los aficionados al ajedrez echan chispas de rabia ante la retahila de empates. ¡Basta de tongo!Pero durante las olimpiadas Pitágoras ganó el trofeo de pugilato con toda brillantez. Eurípides fue coronado en los Juegos de Eleusis. Platón no era solamente un excelente corredor, sino también un magnífico luchador y notable esgrimidor. ¡Cuántos filósofos, como Crisipo, fueron extraordinarios atletas! Y si ninguno brilló en el ajedrez fue porque Grecia no conoció el juego. Sócrates no sucumbió a los encantos de Alcibíados durante sus entrenamientos a la lucha desnudos, a pesar del ardor del discípulo enamorado. En el ajedrez, para evitar contactos, se prohibe palpar las piezas del rival.
La norma "pieza tocada pieza jugada", según el campeón y psiquiatra Fine, está destinada a impedir a los jugadores que acariecien las figuras "fálicas" del contendiente. Sócrates creía en la espiritualidad de toda actividad deportiva. Aseguraba que "se realiza con música y armonía acabadas más perfectas que el acorde que se produce con las cuerdas de la cítara". ¡Qué no hubiera dicho del prodigioso juego de Kamsky el jovencísimo delfín del campeón del mundo!
Tanto Gata Kamsky y como su padre son víctimas de la más escandalosa campaña de calumnias. Con ella los mercenarios de Kaspárov tratan de romper la armonía de este portentoso siberiano.
La "decimosexta partida" concluyó vergonzosamente con un nuevo empate. Una vez más Kaspárov, sin combatir, ofreció al vuelo, tablas a Anand. Muchos, sin oír necesariamente, a Fischer, opinan que el encuentro "está apañado... no es ajedrez sino teatro con partidas ensayadas en casa de común acuerdo como comedias de enredos". A los fervientes de Kamsky, cada día más numerosos, les revienta esta parodia de ajedrez apadrinada por la fantasmagórica PCA... la "cofradía de la exclusión".