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Las tropas de la ONU se interponen en la frontera serbocroata para impedir que el conflicto se reavive

Juan Carlos Sanz

Sólo las fachadas salpicadas de muescas de metralla impiden ver a la ciudad, croata de Karlovac (40.000 habitantes, 50 kilómetros al suroeste de Zagreb) como a cualquier otra población centroeuropea A tan sólo cinco kilómetros de su casco, urbano, las alambradas de espino y los puestos de control dan fe de la guerra intestina de Croacia. Los serbios que vivían en esta ex república yugoslava controlan una quinta parte de su territorio:la región de la Krajina. Desde sus alturas lanzan desde hace más de una semana un ataque, sincronizado con serbobosnios y, musulmanes rebeldes, contra el enclave noroccidental bosnio de Bihac, cuya capital es zona protegida por las Naciones Unidas.

Croacia avanza por territorio serbio para acabar con los secesionistas de la Krajina

El Gobierno croata parece haber sucumbido a la escalada bélica tras su alianza con Sarajevo. Al final, el coronel canadiense Norris Pettis, jefe del Estado Mayor de la ONU en Croacia, anunció ayer que los cascos azules van a peinar la frontera serbocroata para evitar que el conflicto se reavive al otro extremo de Zepa y Srebrenica. La Fuerza de Paz de la ONU en Croacia (Uncro), tiene previsto incrementar sus actuales 32 puestos de control y observación a la vista dé las importantes con centraciones de tropas registra das a ambos lados de la frontera noroccidental entre Croacia y Bosnia. El mando de los cascos azules ha ordenado la vigilancia permanente de los pasos fronterizos y la identificación de las fuerzas en disputa. Sin embargo, los responsables de la ONU re conocen las. limitaciones de su misión. "Sólo podemos vigilar desde posiciones fijas, no tenemos patrullas móviles", admitió el coronel Pettis, "y en pocas semanas puede estallar un conflicto a gran escala".

"Asistimos a la misma puesta en escena que en Eslavonia occidental, Croacia busca una excusa ante la comunidad internacional -ahora se trata de la ofensiva contra Bihac, antes fue una autopista cortada- para recuperar parte de su territorio que aún sigue en manos de los serbios de la Krajina", explicó Pettis. Varios responsables civiles y militares de la ONU coinciden en este mismo diagnóstico para justificar el despliegue de los cascos azules para interponerse entre serbios y croatas. Mientras, los mandos de la Alianza Atlántica ponen a punto en Bruselas un plan de respuesta aérea masiva, similar al ya diseñado, en Gorazde, para defender el enclave de Bihac. El éxodo de su población -más de 150.000 personas- tras una victoria serbia equivaldría a la mayor operación de limpieza étnica en todo el conflicto.

Los puestos de control de la policía de las afueras de Karlovac son la primera barrera que se presenta ante los sucesivos destacamentos militares. La presencia de soldados en la zona sólo se pone de manifiesto por el continuo trasiego de vehículos de enlace y transporte con pintura de camuflaje. "Por la carretera no vera usted gran cosa", explica un civil croata, "pero creemos que los bosques están llenos de soldados". Donde terminan las calles de Karlovac comienzan los árboles y la tierra de nadie que separa la ciudad de la Krajina. Los serbios de Croacia se hicieron fuertes en este arco fronterizo con Bosnia, donde viven entre 50.000 y 100.000 personas, con la ayuda del desaparecido Ejército Federal Yugoslavo, de mayoría serbia.Impactos de artillería

A primera hora de la madrugada de ayer cayeron a apenas 200 metros de la base de los cascos azules bangladeshíes que custodian la zona protegida de Bihac varios impactos de artillería, procedente de las posiciones de los serbios de la Krajina croata.

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Precisamente en el norte de la Krajina los cascos azules registraron el movimiento de 15 tanques T-72. Sin embargo, la zona protegida que rodea la ciudad de Bihac no sufrió ningún ataque directo. Pero el enclave puede estallar como un polvorín ante la triple ofensiva que sufre el Quinto Cuerpo del Ejército bosnio.

Donde el enfrentamiento ha alcanzado mayor intensidad es en el extremo suroriental de la Krajina, con una presunta maniobra envolvente de la fuerzas regulares croatas (HV) y de la milicia bosnio-croata (HVO), que dispararon el miércoles al menos 60 proyectiles de artillería contra posiciones serbias.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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