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La BBC enfurece a los habitantes de Reggio Calabria por falsificar imágenes, de la ciudad

Retocar la realidad no es un objetivo completamente ajeno a la profesión periodística, pero todo parece indicar que en su intento de captar una determinada realidad de Reggio Calabria la reportera británica Frances Kennedy y su equipo de la BBC World Service Televisión llegaron demasiado lejos. Su paso por la ciudad del sur de Italia ha dejado un rosario de quejas de vecinos y autoridades y ha obligado a la prestigiosa BBC a encarar una grave acusación contra su equipo: la de haber falsificado, las imágenes filmadas.

Reggio Calabria, una deprimida ciudad donde una de cada cinco personas está en paro y la delincuencia es una plaga, parecía el lugar ideal para filmar un sórdido documental con ingredientes de peso: desempleo juvenil, drogas y conexiones mafiosas. Eso, al menos, pensó Frances Kennedy, una reportera que recorría la región al frente de un equipo de la BBC. Kennedy, que trabaja como periodista independiente para The Sunday Times, fue contratada para realizar dicho reportaje por la cadena de televisión estatal, según explicó ayer un portavoz de la BBC.La emisora, que ha obligado al equipo a regresar a Londres, investiga lo ocurrido. El equipo había elegido una zona céntrica de Reggio Calabria, repleta de calles limpias, fuentes encantadoras y transeúntes dedicados a la internacional tarea de ir de tiendas. Kennedy, sin duda fiel seguidora de la máxima periodística "no dejes que la verdad te estropee un buen reportaje", se decidió a hacer los ajustes necesarios para salvar su documental.

El profesor Silvio Mavilla, testigo presencial del trabajo de calle del equipo de la BBC, declaró su estupor al ver cómo la evidencia" de un consumo masivo de drogas se resolvía filmando una jeringuilla vacía, eso sí, en un estremecedor primer plano. Una pareja de jóvenes aceptó posar para las cámaras en calidad de chicos desposeídos y sin futuro, mientras los ejemplos de suciedad en las calles quedaban resueltos con un montón de periódicos y botes vacíos de refrescos, aportados también por el grupo de la BBC.

Intercambio de denuncias

A medida que la filmación progresaba iba creciendo la indignación de los vecinos de Reggio, hasta el punto de estallar una pelea que terminó con el equipo de la BBC en comisaría y un intercambio de denuncias. En unas declaraciones a The Sunday Telegraph, el alcalde de Reggio, Italo Falcona, se lamentaba de que los periodistas británicos no le hubieran pedido permiso para filmar. "En Reggio tenemos muchísimos problemas y estamos intentando resolverlos. Si me hubieran pedido las cosas con buenas maneras no se les hubiera ocultado nada".Frances Kennedy, por su parte, tenía sus propios y sorprendentes motivos para actuar como lo hizo. "Hemos visto basura y jeringuillas por todas partes en Reggio, pero como eran sitios poco seguros pensamos que era más adecuado reconstruir ese ambiente en otro lugar más tranquilo", explicaba la periodista al diario La Repubblica.

El testigo Silvio Mavilla relató también a los periodistas italianos que Frances Kennedy trató de comprar su silencio ofreciéndole dinero, pero que, con poca agilidad para calcular el cambio de moneda, su oferta de soborno fue de algo menos de 2.000 liras, unas 200 pesetas.

Hace apenas una semana, el informativo Breakfast News recogió las quejas del capitán de un pesquero que acusaba a un barco español de haberle roto las redes. "Debían ser españoles porque me pareció oírles hablar en ese idioma", explicaba el denunciante como argumento de peso.

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