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Suquía rogó por los políticos en su adiós

Unas 6.000 personas despidieron ayer al cardenal arzobispo de Madrid Ángel Suquía, de 75 años, en una Eucaristía celebrada en la explanada de la catedral de la Almudena, cuya construcción se culminó durante su mandato de 11 años. En el acto, el arzobispo saliente se mostró contento por "haber conservado la grey [feligresía]", y pidió oraciones y apoyo para los políticos "porque son los administradores de algo tan serio como el bien común".

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A la Eucaristía asistieron el alcalde, una veintena de concejales, el capitán general, cuatro maceros y ningún miembro del Gobierno regional. Suquía definió a su sucesor, Antonio María Rouco -57 años, natural de Villalba (Lugo)-, como un hombre muy inteligente, y anuncio su entronización para el próximo 22 de octubre en un acto público a celebrar en la misma catedral. La Colecta de la despedida de Suquía de la archidiócesis de Madrid fue dedicada a las víctimas del genocidio en Ruanda.La etapa en la cual el cardenal guipuzcoano ha regido la archidiócesis de Madrid se ha caracterizado por una actividad pastoral intensa a través de homilías y charlas radiofónicas, una potenciación del seminario diocesano, una atención preferente a los asuntos litúrgicos y una intensificación de la actividad religiosa por parte de los católicos practicantes para encarar la paralela reducción global del número de creyentes que practica el culto católico.

En estos rasgos coincide la mayor parte de los religiosos consultados, que subrayan como muy presumible una continuidad de la línea seguida por él por parte de su sucesor, el hasta ahora arzobispo de Santiago de Compostela.

Para el diocesano madrileño Andrés Miralles, de 31 años, Ángel Suquía "se ha mostrado especialmente caritativo con los sacerdotes". A su juicio, "la diócesis ha crecido y la culminación de la catedral ha dotado a la archidiócesis de mayor entidad". Le califica de "hombre conciliador".

Línea neoconservadora

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Un párroco de Vallecas, que prefiere permanecer en el anonimato, admitiendo los logros del arzobispo matiza su gestión. Para él, Suquía ha seguido una línea neoconservadora, "con la mirada más atenta a Roma que a Madrid". A su juicio, "ha hecho hincapié en los aspectos pastorales y, aunque no ha descuidado los aspectos sociales, se ha ceñido más a fortalecer la identidad de la Iglesia frente al mundo que a concebirla en clave de diálogo con el mundo".

El párroco de San Jerónimo el Real, Manuel González Cano, de 69 años, cree que "el arzobispo saliente, si ha mirado más a Roma ha sido para aplicar mejor aquí las directrices del Papa".

Madrid no poseyó diócesis propia (espacio eclesiástico de un obispado) hasta el 7 de marzo de 1885, en que se erigió como sufragánea (dependiente) del primado de Toledo. La archidiócesis fue desmembrada el 23 de julio de 1991. Hoy cuenta con dos obispados adheridos: las diócesis de Alcalá de Henares, regida por el obispo Manuel Urueña, y Getafe, por Francisco Pérez y Femández-Golfín. Desde hace años, el Vaticano estudia ampliar en dos obispados más la comunidad madrileña. Los futuros obispados quedarían, presumiblemente, establecidos en El Escorial y Colmenar Viejo.

Los recursos humanos de la archidiócesis son evaluados en unas 3.000 personas, entre sacerdotes y religiosos, además de unas 10.000 monjas y miembros de órdenes seglares. Y ello para una población practicante calculada en un millón de fieles, según datos elaborados por la Iglesia católica sobre encuestas de asistencia a los 8.000 servicios religiosos dominicales.

En la Comunidad madrileña, el número de parroquias ha crecido desde 104, en el año 1964, hasta más de 300 con las que hoy cuenta. Noventa de cada cien madrileños han sido bautizados. De esta cifra, que desciende paulatinamente en virtud de profundos cambios ideológicos en las parejas jóvenes y que los eclesiásticos califican de proceso de "secularización", son considerados practicantes un 22%, por su asistencia a los cultos.

"Para muchos de nosotros, los qué desempeñamos nuestro ministerio en la periferia física y social de la M-30 madrileña, la evangelización pasa por dar salud y comida a los fieles", asegura un párroco de Vallecas, adscrito a la primera corriente. "Aquí la vida religiosa es intensa y la presencia cristiana en asociaciones vecinales, barriales y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) es muy elevada", señala. Reconoce que la edad media de sus feligreses se eleva progresivamente.

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