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Tres condenados a muerte, ejecutados a la vez en EE UU por el mismo crimen

Tres inyecciones cargadas con una mezcla letal consumaron anteayer la primera triple ejecución que se lleva a cabo en Estados Unidos desde 1962. En el último momento, los abogados de los tres condenados apelaron al Tribunal Supremo alegando que la triple ejecución ponía a los prisioneros al nivel de "cerdos hacia el matadero".Pero la máxima institución judicial del país ignoró la petición y, a las siete de la tarde del miércoles, Hoyt Franklin Clines, de 37 años, recibió la primera dosis letal en una instalación del sistema penitenciario de Arkansas. Con intervalos de una hora, Darryl V. Richley, de 43 años, y James W. Holmes, de 37, encontraron después el mismo fin. Ante el ofrecimiento de pronunciar unas últimas palabras, los tres hombres respondieron lo mismo: "No".

Junto a otro compañero, que escapó a la pena de muerte por un error, técnico durante el juicio, los tres ejecutados anteayer asesinaron a un hombre delante de su familia en su casa de Arkansas en 1981.

La última triple ejecución en Estados Unidos se produjo en California hace 32 años. Arkansas, el Estado natal del presidente Bill Clinton, se convierte así en el primero qué lleva a cabo una ejecución triple desde entonces. Desde que el Tribunal Supremo reinstaurara la pena de muerte en 1976, 246 personas han sido ejecutadas legalmente en el país, 26 en lo qué va de año.

Después de años de recursos y apelaciones, Richley había dicho al principio de esta semana: "Mátenme y acabemos con esta comedia". Clinton, durante su etapa de gobernador de Arkansas, había establecido en tres ocasiones la fecha de la ejecución. Un tribunal de apelación había otorgado a Holmes un aplazamiento de la sentencia, pero decidió echarse atrás justo antes de la primera ejecución.

Pena perturbadora

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Richard Dietter, director de un grupo que se opone a la pena capital, declaró al diario The New York Times que "es perturbador ver cómo el Estado quiere adoptar este modo de actuación, porque hace que las ejecuciones sean algo ordinario". Pero un portavoz de la prisión señaló que la triple ejecución era justa porque los tres hombres habían cometido el mismo crimen, y además el método reducía el estrés en los verdugos y ahorraba dinero al contribuyente.

El número de ejecuciones en Estados Unidos muestra actualmente una tendencia ascendente, pero el debate sobre la pena de muerte en ese país ha cobrado recientemente un matiz si cabe más sórdido con el caso de Mitchell Rupe, que está esperando ser ejecutado en una prisión del Estado de Washington por el asesinato de dos mujeres. Rupe está embarcado en una estrategia legal que consiste en comer sin mesura para aumentar su peso y hacer imposible su ahorcamiento. Según una ley de ese Estado, a los condenados que no quieran decir entre la muerte por inyección por ahorcamiento se les reserva la segunda opción. Pero Rupe, que pesa ahora 185 kilos, alega que si le cuelgan será decapitado, lo cual se considera "sufrimiento cruel" y es ¡legal.

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