Carlos III sin caballo
La afición por venerar a sus reyes es un atavismo histórico que la derecha española repite inexorablemente. La izquierda española, por su parte, ha ido adoptando, poco a poco durante la transición, el concepto que de la Ilustración tenía el benedictino Feijoo, muy parecido al concepto de modernidad esgrimido en la España de los ochenta: la Ilustración como espectáculo e institucionalización del poder, como teatro y no como crítica y conocimiento para un trabajo reflexivo de esclarecimiento. La conjunción de ambos pensamientos quedaría sintetizada en la figura de Carlos III, el Ilustrado.Si de rey ilustrado se trata, lo de la estatua a caballo ¿es por lo de rey o por lo de ilustrado? Si a nuestro ilustrado rey le van a homenajear, que sea de manera coherente. La estampa de un rey a caballo parece más asociada al espíritu guerrero que ha caracterizado a otros reyes que a la de uno fomentador de las ciencias y las artes.-
