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NECROLÓGICAS

Arturo Ruiz-Castillo, director de cine y teatro

El pasado sábado murió en su domilicio de Madrid, a los 84 años, el director de cine y teatro Arturo Ruiz-Castillo y Basalala, a consecuencia de un derrame cerebral y tras una larga enfermedad. Hijo del conocido editor José Ruiz-Castillo, se licencia en Ciencias Exactas en la Universidad de Madrid, pero su afición al teatro le hace interrumpir sus estudios de arquitectura.En 1932, en los comienzos de la II República, funda junto al dramaturgo Federico García Lorca el grupo teatral universitario La Barraca, con el que recorren el territorio nacional durante la primera mitad de los años treinta haciendo variadas representaciones teatrales. Al mismo tiempo, trabaja como director artístico de Biblioteca Nueva, la prestigiosa editorial de su familia.

Su afición al cine le hace rodar múltiples cortometrajes antes, durante y después de la guerra española, en colaboración con Gonzalo Menéndez Pidal y luego en solitario, con un tono marcadamente experimental y de vanguardia, pero también puramente documental, sobre personalidades de la época.

En plena posguerra decide dedicarse al cine de manera profesional, crea la productora Horizonte Films y rueda Las inquietudes de Shanti Andiá (1947), sobre la novela homónima de Pío Baroja, que no sólo da el visto bueno al guión, sino que también hace una pequeña colaboración como actor en la película. Sin embargo, el fracaso económico de la empresa hace que a partir de ese momento, y mientras durante algún tiempo continúa haciendo interesantes cortometrajes, en el terreno del largo pase a integrar el más tradicional cine de la época.

A partir de este momento rueda el melodrama Obsesión (1947), la historia religiosa La manigua sin Dios (1948), la política El santuario no se rinde (1949) -uno de sus mayores éxitos-, la folclórica María Antonia., 'La Caramba'(1950), la histórica Catalina de Inglaterra (1951), la futbolística Los ases buscan la paz (1954), la infantil Pachín (1961). Es decir, interviene en los más convencionales y tópicos géneros en que se debate el cine español durante los años cuarenta y cincuenta.

Con posterioridad trabaja especialmente para Televisión Española, pero incluso llega a hacer algún spaghetti-western, subgénero que prolifera de curiosa manera en el cine nacional durante la década de los sesenta, como El secreto del capitán O'Hara (1964).

Entre su irregular producción destaca El guardián del paraíso (1954), basada en un sólido guión de Manuel Pombo Angulo y protagonizada por Fernando Fernán-Gómez, José María Rodero y Emma Penella. Integrada por tres historias unidas a través de la peripecia de un tradicional sereno madrileño, tiene un conseguido tono sainetesco, característico del mejor cine español de la época.

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