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Entrevista:

"lnocente es sinónimo de buena gente"

Por su culpa, y la de otros dos astutos descendientes directos de Maquiavelo, Curro Royo y Jonathan Gelabert, hubo un tiempo en que los famosos recelaban de su sombra, sospechando que cualquiera pudiera colgarles en la chepa el monigote de papel, estigma de la inocencia. Con sus carabas hicieron que Catherine Fulop creyera en la transmigración. Que Rafí Camino viera aterrizar sucesivamente en un cuarto de estar a una mujer bala y a una cabra proyectil. Y que a Maribel Verdú le faltara un tris para enganchar a Diana de Gales por el moño. Fueron guionistas de la etapa gloriosa de Inocente, inocente y han escrito un libro titulado Manual del perfecto inocente, una antología del compló televisivo en el mundo, desde la primera burla en 1954. Vicente Mora, de 30 años, escritor y guionista, jura por todos los santos, inocentes o no, que de bromista no tiene un pelo. Desde que salió del citado programa se dedica a las comedias de situación, animación para adultos y un largometraje que piensa dirigir.Pregunta. ¿Ser inocente es sinónimo de ser un poco tontorrón?

Respuesta. En absoluto. El perfecto inocente es una persona que sabe reírse de sí misma, capaz de incorporar el sentido del humor a su vida cotidiana. Ser inocente es sinónimo de ser muy buena gente.

P. ¿Ningún famoso se molestó con ustedes?

R. Todos reaccionaron de maravilla, porque además supervisaban el montaje y autorizaban por escrito su emisión. Coque Malla, por ejemplo, descubrió la trama, pero tuvo el detalle de llegar hasta el final y resolver la broma con muchísima elegancia.

P. Hubo gente que criticó el programa, lo consideraban un poquito cruel.

R. Nunca le perdimos el respeto a nadie, procuramos despreciar el puro morbo y no cometer indiscreciones. Nadie pasó un mal rato.

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P. Pues a Maribel Verdú se le saltaban las lágrimas.

R. Pero gracias a esa broma se esfumaron todos los prejuicios que pudiera despertar, algo normal en un personaje público y famoso. Fue tan encantadora que la hemos dedicado el libro. Me hubiera encantado hacerle una broma a Antonio Banderas, precisamente porque le admiro, y repetir la del Gran Wyoming. No fue de su categoría.

P. Con él ha trabajado en el difunto El peor programa de la semana.

R. Es un personaje digno de un programa de televisión y hasta de la presidencia del Gobierno.

P. Es usted un mádrileño bastante atípico.

R. Vivo aquí de forma intermitente desde hace 12 años y, junto con París y Nueva York, ésta es una de mis ciudades favoritas. En mi barrio, la Gran Vía, lo mismo te cruzas con colgados, gente de todas as razas, mujeres guapísimas, putas simpáticas, otras más decadentes...

P. Dura profesión la del guionista.

R. Desde aquí quiero reivindicarla. Los productores no saben que existimos, y, para colmo, somos los únicos que trabajamos sin cobrar hasta el final.

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