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La ley mexicana ninpÍde a los políticos con mas gancho ocupar el puesto de aspirante a la presidencia

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), más unido ahora que nunca tras el magnicidio de Tijuana, reunirá a su comité ejecutivo nacional este fin de semana para estudiar cómo resolver la grave crisis institucional desatada tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, lo que incluye su inmediata sustitución dado que faltan tan sólo cinco meses para las elecciones presidenciales del 21 de agosto. Al tradicional mutismo que rodea un destape político en México se uneahora la incógnita de cómo se va a proceder internamente para esta designación de carácter extraordinario. La principal traba es una Constitución que impide la presentación de los que resultan ser los políticos con más gancho, por ser miembros del Gobierno.

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De cualquier modo, observadores políticos estiman que en esta ocasión no sólo va a contar la opinión del presidente Carlos Salinas de Gortari, como ocurriera en noviembre con el destape de Colosio, sino también la de los grandes barones de las diferentes familias del partido.Siete nombres sonaban con insistencia ayer en México como posibles candidatos para sustituir al malogrado Colosio: Fernando Ortiz Arana, presidente del PRI; Ernesto Zedillo Ponce de León, ex secretario (ministro) de Educación y hasta ahora coordinador de la campaña de Colosio; Francisco Rojas Gutiérrez, director general de Petróleos Mexicanos (Pemex); Sergio García Ramírez, presidente del Tribunal Agrario; Genaro Borrego Estrada, director general del Instituto Mexicano de la Seguridad Social; José Francisco Ruiz Massieu, director del Instituto Nacional para la Vivienda del Trabajador, y Fernando Gutiérrez Barrios, ex secretario (ministro) de Gobernación.

La mayoría de estos políticos es de orientación salinista, pero hay otros que representan a la vieja escuela política del sistema. Este es el caso de Fernando Gutiérrez Barrios, un hombre al que Salinas retiró hace más de un año después de haber dirigido al principio del sexenio la influyente Secretaría (Ministerio) de Gobernación y al que se atribuye el apoyo del Ejército, que se siente agredido en su orgullo por los sucesos de Chiapas y sus consecuencias posteriores.

Gutiérrez Barrio, ex oficial del Ejército, ha hecho toda su carrera política en el área de los servicios secretos mexicanos. Tan político como policía, es sin embargo un hombre sin formación económica, muy distante en lo cultural del equipo de tecnócratas que ha acompañado a Salinas en la transformación de este país y, por supuesto, la persona menos ideal del sistema para dirigir un país que desde el 1 de enero es socio de EE UU.

Este político sería un candidato que contentaría a los sectores duros y más inmovilistas del sistema porque ofrece seguridad interior, especialmente en un momento de incuestionable inestabilidad en México. No obstante, su nombre asusta en el exterior y entre quienes creen en la democracia. Gutiérrez Barrios, amigo personal del cubano Fidel Castro y del nicaragüense Tomás Borge, ha sido en los últimos sexenios la persona que, desde sus diferentes cargos en Gobernación, dio cobijo en el país a grupos guerrilleros de Centroamérica y a otros movimientos armados del resto del mundo.

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Autodescartado de nuevo el jueves Manuel Camacho, el hombre más odiado entre la gente que llora estos días a Colosio, los observadores políticos destacaban ayer como significativo que entre los nombres que se barajan estén ausentes personalidades de relieve que pudieran arrastrar el voto masivo dentro del país y ganarse la confianza del exterior.

El problema de que entre estos nombres no figuren políticos de la talla de Pedro Aspe Armella, viejo aspirante presidencial y actual secretario de Hacienda; Emilio Gamboa Patrón, secretario de Comunicaciones y Transportes y antiguo secretario particular del ex presidente Miguel de la Madrid, o el ex embajador en España Jesús Silva Herzog, nombrado hace muy poco secretario de Turismo, es de tipo constitucional, ya que el artículo 82 de la Carta Magna mexicana impide ser candidatos a todos aquellos ministros que no hayan renunciado al cargo seis meses antes de las elecciones. Lo mismo ocurre entre los gobernadores, subsecretarios y jefes o secretarios generales de los departamentos administrativos del Gobiemo.

Adiós a Colosio

Dentro del PRI, pese a que todavía ayer, segundo día de luto nacional, las actividades de sus cuadros estaban volcadas en el adiós que se le dio a Luis Donaldo Colosio en su natal Magdalena de Kino, en el Estado de Sonora, existe un sector partidario de tirar hacia adelante lo más rápido posible con los nombres que se estaban barajando y otro partidario de esperar, aprovechando los días de Semana Santa para encontrar vías que permitan ampliar el número de precandidatos.

Una de las soluciones que se barajaba era aprovechar la mayoría que el PRI tiene en el Senado y en la Cámara de Diputados para reformar urgentemente la Constitución y hacer posible que puedan ser candidatos algunos de los actuales secretarios de Gobierno.

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