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No a una paz injusta

El ataque que convirtió el mercado central de Sarajevo en un campo de muerte el pasado sábado intensifica aún más la presión sobre los dirigentes de la OTAN, Bill Clinton incluido, para encontrar una vía que acelere el final de la guerra en Bosnia.Sin embargo, podría ser muchísimo peor si esta última atrocidad serbia se convirtiese en una ocasión para que el presidente Bill Clinton abandonara su larga resistencia a la presión de Francia y el Reino Unido de imponer un acuerdo injusto e impracticable al Gobierno bosnio. Los Gobiernos europeos han estado practicando un juego cínico.

Hasta que el ataque serbio de la semana pasada llevó las cosas demasiado lejos, los europeos fueron partidarios de utilizar los bombardeos sobre Sarajevo y otras ciudades para presionar al Gobierno bosnio a aceptar un mal plan de partición que les negaba territorios vitales y vías de acceso.( ... )

Lo que hasta ahora ha impedido un ataque aéreo de la OTAN ha sido la estrategia conjunta de la ONU y la Unión Europea, basada no en paralizar la agresión, sino en forzar una negociación para la paz. ( ... )

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La carnicería llevada a cabo por la artillería serbia quizá pueda ser más de lo que cualquier Gobierno democrático pueda tolerar. Pero hasta que los europeos suavicen su oposición a un ataque aéreo, Washington debería permanecer firme en el principio de no imponer una paz injusta.

9 de febrero

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