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La costa mediterránea española, en 'carne viva'

Este año ardieron 3.000 hectáreas más de bosque que en 1992

En lo que va de año han ardido algo más de 62.000 hectáreas en España -11.000 menos que el año pasado en el mismo periodo-; sin embargo, la superficie arbolada chamuscada ha aumentado en 3.000 hectáreas (ha pasado de 24.900 a 28.000). Lo más preocupante está en que el número de incendios sigue aumentando -11.600 van este año, frente a los 9.000 de los primeros ocho meses de 1992 y en que las llamas se han cebado este verano con parajes especialmente interesantes por su valor ecológico -Parque Natural de Huétor Santillán, Granada- o paisajístico -alrededores de Calviá, Mallorca-.

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Tierra estéril

Los tres peores incendios de este verano en la Comunidad Valenciana han sido los de Andilla, Buñol y Dos Aguas. Han devastado casi 14.000 hectáreas de monte. El de Andilla afectó a 6.000 hectáreas de pinar y monte bajo que habían permanecido incólumes durante decenios. El de Buñol se cebó en un área que parece condenada a convertirse en un erial.El incendio del pasado fin de semana en Dos Aguas, el mayor del año en España, arrasó 7.000 hectáreas -6.000 de matorral-. Al tratarse, al igual que en Buñol, de un área ya quemada -en 1978, 1985 y 1991-, el daño ha sido doble: se abren con más facilidad las citadas brechas a la erosión y la regeneración se ralentiza sensiblemente: la zona ha entrado en la temible cadena fuego-agua-desierto.

Una quinta parte de la superficie afectada por incendios este verano en Andalucía -más de 14.000 hectáreas- correspondía a espacios naturales protegidos, informa Raúl Limón. Granada y Cádiz han sido las provincias más castigadas. En Granada se quemaron 700 hectáreas de arbolado del parque natural de Huétor Santillán, una zona de 12.400 hectáreas.

En Cádiz, casi toda la superficie afectada en el fuego de Alcalá de los Gazules, 2.000 hectáreas, pertenecía al Parque Natural de Los Alcornocales, que, con 170.200 hectáreas, es uno de los mayores alcornocales del mundo. Este parque natural es una buena muestra de lo que fueron las primitivas selvas ibéricas con espesos bosques de quejigos enormes alcornocales y acebuches centenarios, además de una rica fauna de águilas, buitres y ciervos.

Santiago Marraco, ex director general del Icona, cree que no hay que exagerar el impacto sobre los espacios protegidos: "Se queman más espacios naturales protegidos por la sencilla razón de que hay muchos más espacios de éstos. Hace 15 años sólo estaban protegidas 120.000 hectáreas; ahora, 2,5 millones". El principal impacto de los numerosos incendios de la isla de Mallorca, intencionados la mayoría, ha sido el paisajístico, ya que se ha producido en los alrededores de importantes urbanizaciones. Los vecinos y turistas de la isla tendrán que esperar hasta 30 años para volver a ver el bosque como estaba la víspera de quemarse. De todos, el más grave ha sido el del pinar de Calviá, donde ardieron 400 hectáreas, más de la mitad de la superficie de masa forestal del futuro parque natural de la Sierra de Na Burguesa. En la isla ha ardido un 0,63% de la superficie arbolada; el porcentaje más alto después de la Comunidad Valenciana (0,80%).

Galicia es, con diferencia, la región donde más conatos e incendios se han producido: más de 5.500; o sea, casi la mitad de toda España. Sin embargo, sólo se han quemado 1.247 hectáreas arboladas; o sea, menos de la cuarta parte que la Comunidad Valenciana. Otra zona muy afectada este agosto ha sido la comarca leonesa de El Bierzo. Alrededor de 500 de las 1.700 hectáreas quemadas en torno al 20 de agosto eran robles, encinas y pinos de gran valor ecológico, en pleno Camino de Santiago.

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