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El 'caballo' terminó con las bandas

"Fumábamos canutos y escuchábamos música de Pink Floyd o de Los Chichos", decía hace un par de años José María García, El Payaso, que hoy ronda la treintena, rememorando su época de integrante de la banda de El Jaro. El Payaso es uno de los pocos que han logrado recomponer su vida, como educador de calle.El porro se fumaba en grupo y era un rito que en cierto modo unía a los integrantes de las bandas juveniles. El caballo (la heroína) ha acabado con estas pandillas. "La heroína es un símbolo de marginalidad que se vive de forma individualizada", señala el psiquiatra forense barcelonés Leopoldo Ortega-Monasterio. Un fenómeno con el que coincide El Guille, que también ha caído en las redes de la droga: "Después de los picos (los pinchazos de heroína) íbamos más a lo nuestro, se había roto el rollo. Los chicos de ahora sólo se juntan para dar palos" (cometer actos delictivos).

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Los chicos de la 'loca' y el tirón

"Me hubiera gustado tener una infancia normal", recuerda Guillermo Segura (El Guille) desde la cárcel de Alcalá-Meco (Madrid). Y añade: "Teniendo pocos años, entré en reformatorios, y ahí empieza ya la marginación. Con 11 o 12 años, nos escapábamos dos o tres amigos. Había que comer, cogíamos un coche y hacíamos de todo: desde entrar en una panadería a coger bollos o el dinero de la caja hasta romper lunas de escaparates por la noche. Nos buscábamos la vida como podíamos, y luego íbamos al campo a dormir".

La creación de grupos de menores en la policía y el interés puesto por las autoridades para atajar el problema de la delincuencia juvenil desde varios frentes han impedido el surgimiento de líderes. "Y si no hay líderes, no hay banda", señala un agente experto en este problema.

Niños toxicómanos

Entre los 15.000 jóvenes detenidos durante el año pasado, 2.890 eran consumidores de estupefacientes, según fuentes del Ministerio del Interior. Pero posiblemente el aspecto más preocupante es que entre ellos había 857 que todavía no habían cumplido los 14 años de edad. "Es una pena ir por algunos barrios y ver a auténticos críos metiéndose un chute de heroína junto a las chabolas", dice un inspector de la Brigada de Seguridad Ciudadana acostumbrado a patrullar por los suburbios de Madrid.En la actualidad apenas hay bandas juveniles. La droga ha acabado con ellas. La policía sostiene que los delitos cometidos ahora por los menores son menos graves que los que perpetraban los de antes. Según datos de Interior, la tercera parte de los 15.152 menores de 18 años detenidos en 1992 lo fueron por robo, mientras que 1.735 lo fueron por atraco y sólo 114 lo fueron por tirones (el delito clásico de los delincuentes juveniles de la década de los setenta). Lo que sí destaca ahora es la creciente incorporación de la mujer al mundo de la delincuencia, como revela el dato de que el año pasado se arrestó a 1.270 chicas.

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