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Los cañones de nieve comienzan a tomar posiciones en las faldas del Guadarrama

Octavio Cabezas

Decenas de cañones vomitarán nieve artificial (agua proyectada a dos grados bajo cero) para blanquear las pistas de esquí de Navacerrada el próximo diciembre. La Comunidad, propietaria de la estación, ya ha acometido las primeras obras de acondicionamiento, destinadas a captar caudales de agua. El Parlamento regional dio su visto bueno a los aspersores al aprobar el denominado Plan de Ecodesarrollo de Guadarrama, que incluye actuaciones de protección medioambiental. Por sus laderas se deslizan durante la temporada invernal unos 300.000 esquiadores.

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La empresa pública Deporte y Montaña de la, Comunidad de Madrid, SA (antes Transportes Aéreos del Guadarrama, TAGSA) trabaja en el puerto de Navacerrada (sierra norte de Madrid), según lo dispuesto en el Plan del Guadarrama. Hasta diciembre -fecha prevista de finalización de las obras-, va a preparar el camino para que los cañones de nieve puedan arrojar agua helada.El director de la empresa, Alfonso Arroyo, afirma que, pese al bélico nombre de los artilugios, el Plan del Guadarrama es una operación verde y pacífica. Por ejemplo, incluye la reforestación de pinos autóctonos. La Comunidad ya está acometiendo las labores-de desescombro y demolición de edificaciones abandonadas -"hemos retirado ya cerca de 100 toneladas de escombros"- y ha comenzado a marcar, mediante zanjas, el emplazamiento de los aparatos que lanzarán la nieve artificial. "Lo de cañones suena muy mal, se asemejan más a aspersores de riego", precisa Arroyo.

Aún no hay una evaluación del coste de las obras, puesto que "se trata de trabajos de complicada ejecución y en los que se va a utilizar una tecnología muy novedosa", agrega, "para que la próxima temporada haya una nueva estación de esquí en Navacerrada, con mejores y más modernos servicios".

Plan turístico

Los ecologistas se oponen frontalmente al proyecto. Para Santiago Martín Barajas, portavoz de la Asociación Ecologista para la Defensa de la Naturaleza (Aedenat), "el proyecto es un plan turístico, al estilo de los de los años sesenta".

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Las críticas se dirigen, sobre todo, contra los cañones de nieve. "Se ha demostrado en otras estaciones de esquí, como la de Valdelinares, en Teruel, que los cañones no sirven para producir nieve y además gastan agua". En este caso, consideran que se está jugando con el delicado equilibrio de las aguas en la sierra -las obras proyectadas contemplan la captación de agua en el denominado arroyo del Telégrafo-, "para actuaciones innecesarias".

Otros grupos ecologistas, como la Coordinadora Madrileña de Defensa de la Naturaleza (Comaden), aseguran que el empleo de maquinaria pesada y explosivos en los sustratos rocosos de Siete Picos originarán

un serio riesgo de incendios en la zona alta del pinar de Valsaín (una de las mejores masas forestales de pino silvestre de la sierra del Guadarrama).,

Pero el responsable de la obra, Alfonso Arroyo, replica que sólo se va a actuar sobre zonas ya edificadas. La cuestión de fondo, para Martín Barajas, es la especulación. "Esto no es más que una operación de maquillaje ;para invertir dinero en la sierra y justificar la rentabilidad mediante una posterior recalificación del suelo".

Antes de la aprobación del Plan del Guadarrama en la Asamblea de Madrid, el pasado 11 de marzo, los ecologistas ya expresaron su rechazo con el argumento de que sólo se pre

tendía fomentar las estaciones de esquí en detrimento del medio ambiente.

El pasado 29 de junio, 16 asociaciones ecologistas y de montaña de Madrid y de Segovia suscribieron un escrito contra el plan, denominado Manifiesto de la cumbre del Guadarrama. En él reiteraban que el proyecto sancionado no favorece el desarrollo de la sierra. Por el contrario, afirmaban que las infraestructuras que está previsto construir en el puerto (fundamentalmente ampliaciones de aparcamientos y carreteras, además de los sistemas de producción de nieve) supondrán una sobreexplotación de sus recursos. Los ecologistas proponen como solución alternativa la creación del parque natural- del valle del Lozoya.

Consideran que con el parque se conseguiría un marco de

protección que evitaría una hipotética proliferación de urbanizaciones.

La cuestión no se ha librado tampoco de vericuetos políticos. Para dar su apoyo al plan del Guadarrama en el Parlamento regional, IU impuso la condición de que el parque natural de Peñalara, creado en 1989, multiplicara por 16 su extensión. Más concretamente, exigió que se ampliara a casi todo el término de Rascafría (1.300 habitantes) la protección ambiental. Los vecinos del municipio serrano rechazaron esa posibilidad en referéndum.

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