¡Viva el teatro!
La noche del 28 de marzo (por cierto, día del pregón en Madrid de la Samana Santa de úbeda) asistí, en la Sala del Mirador de Madrid, a la representación de la obra Legionaria. El espectáculo fue maravilloso del escenario adentro: quienes asistimos a la función así lo manifestamos en la breve tertulia mantenida, después de la misma, en la puerta del local; del escenario afuera no se puede decir tanto, pues de 75 sillas disponibles sólo ocupamos siete.Nada me une a dicha sala ni al grupo que lleva a cabo la puesta en escena.
Me gustaría animar a todos los lectores u ojeadores de EL PAÍS a que completen aquellas sillas vacías con la certeza de que por un módico precio disfrutarán a tope de una sensacional obra y de una magnífica interpretación. No se preocupen, que no llorarán, sino al contrario: memorable el momento de la copla y el carnaval gaditano...
¡Ea, a animarse! ¡Y viva el teatro!.-