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La Generalitat catalana fija una política científica para evitar ser "un país colonizado"

La Generalitat de Cataluña está decidida a tomar las riendas de la investigación científica en Cataluña, ámbito en el que ha desempeñado hasta ahora un papel secunda r¡o. Para ello está previsto que el Gobierno pruebe mañana su primer plan de investigación, que fijará su política científica en os próximos cuatro años. "Nuestra voluntad', afirma el responsable del plan, Josep Laporte, "es la de colaborar, pero sin renunciar a tener iniciativas". La razón de fondo para dar este paso adelante es simple: "Si no avanzamos en el ámbito científico seremos un país colonizado".

El fallo emitido el año pasado por el Tribunal Constitucional contra el recurso planteado por la Generalitat a la Ley de la Ciencia causó disgusto en el Gobierno catalán, pero ha tenido la virtud de aclarar el terreno de juego: las instalaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas situadas en Cataluña seguirán siendo de la Administración central, mientras que a la autonómica le queda el potencial investigador de las universidades -transferidas en 1986- y el de institutos menores dependientes de distintos departamentos. "La Generalitat se ha quedado sin algunos traspasos, pero no sin las competencias", precisa Laporte, que mantiene su responsabilidad sobre universidades e investigación como comisionado de la presidencia.Aclarado, por tanto, el panorama, y ante la evidencia de que el impulso investigador generado a finales de la década pasada por la Ley de la Ciencia se está acabando, la Generalitat ha decidido tomar el relevo. "Dejando a un lado su carácter centralista, me satisface que con esa ley se haya producido un fuerte aumento del dinero dedicado a investigación", admite Laporte. "Pero desde hace dos años se aprecia un estancamiento, y si nos quedamos con lo que tenemos no hay nada que hacer: jamás atraparemos a los países más avanzados", afirma, al tiempo que muestra un cuadro que indica que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) es en Cataluña la tercera parte que la media comunitaria, a pesar de los últimos incrementos.

Doblar los investigadores

El comisionado muestra el número de investigadores por cada 1.000 habitantes en diversos países: 2,2 en España (2,1 en Cataluña), frente a 5 en Francia o 5,8 en Alemania, según datos de 1989. "Si no doblamos el número de investigadores no podemos aspirar a nada", afirma tajantemente. En consecuencia, la formación de personal investigador será una de las prioridades del plan. "Aunque eso no es nuevo; la CIRIT [Comisión Interdepartamental de Investigación e Innovación Tecnológica] distribuyó 800 becas el año pasado", subraya Laporte.El Plan de Investigación 1993-1996 plantea un programa de fomento general. Es en él donde se sitúa el apoyo a la formación, junto a otras medidas de carácter horizontal, como la financiación de grupos y centros de calidad de cualquier disciplina o las ayudas complementarias a proyectos parcialmente financiados por la Comunidad- Europea o la Administración central. Laporte subraya que el dinero que pone la Generalitat no puede considerarse al margen de las demás aportaciones. Lo que se pretende con él es que ejerza "un papel multiplicador" allí donde interese.

En línea con ese papel, el segundo programa del plan es el de líneas prioritarias. Con él se tratará de potenciar una serie de ámbitos definidos. Y también de construir una gran instalación científica de nivel internacional: el sincrotrón, aprobado hace dos semanas por el Gobierno catalán, que tendrá un coste de 11.000 millones de pesetas a invertir en 10 años. La apuesta por esta máquina responde a la idea de que junto al fomento general de la ciencia "se ha de hacer un esfuerzo por destacar" y el sincrotrón "es un paso adelante para sobresalir", dice Laporte.

El sincrotrón es la bandera con la que el Gobierno catalán quiere poner en evidencia su voluntad de llevar a cabo una política científica propia, pero al mismo tiempo es una instalación de primera línea que la Generalitat quiere ofrecer al conjunto de la comunidad científica española. Por ello confía en financiar un 50% de su coste con fondos de la CE y de la Administración central.

Laporte esquiva cualquier respuesta que pueda significar un enfrentamiento con el Gobierno. "Ha de hacerse todo lo posible por establecer vínculos de colaboración", apunta, al tiempo que asegura que mantiene "una buena relación" con los responsables de la política científica en Madrid. "Hay unos puntos de entendimiento en los que debemos profundizar", concluye.

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